@fernalonso
Murió Roberto Burgos Cantor el pasado miércoles. Recibió este año el Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura por Ver lo que veo.
Su obra está a medio camino entre el realismo mágico y la literatura moderna. Pero no les hablaré como debería de su más reciente obra o de la trepidante prosa de Ese silencio, para la resistencia. Hoy dedicaré este espacio a la que más me sigue conmoviendo, ese libro que todo colombiano debe leer: La ceiba de la memoria.
Cartagena, la tierra del escritor, es el lugar escogido y en ella la voz de dos personajes históricos, Alonso de Sandoval, el primero que intentó llevar humanidad a los esclavos, y su alumno, Pedro Claver, que entregó su vida a ellos.
Si bien es una novela histórica, lo mejor que tiene son los vasos comunicantes con esa otra barbarie, pero del mundo moderno: el holocausto de los judíos, y el hilo conductor para atravesar fácilmente 500 años de historia es un escritor, Thomas Bledsoe, que llega a Cartagena a rastrear los pasos de esos precursores de los Derechos Humanos, para escribir una novela sobre Claver. La indagación lo lleva a esa Cartagena, ciudad del pecado, en la que se transaban cuerpos como pescado, en la que abundaban curas y corsarios, esclavos y señorones de heráldica, en la que los ímpetus de la carne sofocaban a unos y a otros.
Esta obra es apuesta narrativa, búsqueda de significados. Sus páginas nos muestran el devenir histórico de los bárbaros y, al tiempo, lo más humano que puede tener un hombre, su entrega a los demás.
Bledsoe es un escritor atribulado, poseído por la magia del Caribe, recorre los lugares que necesita para entender de la mejor manera los sucesos en los que indaga, pero sobre todo, un hombre que a medida que descubre el pasado de otros descubre su propio pasado.
En entrevista que le hice en el 2010 a Burgos Cantor lo describí como parte de una generación sánduche, opacada por el realismo mágico que la antecedió y que tampoco contó con las ventajas de los hoy autores pródigos en obras y publicaciones. Sin embargo, en estos nueve años, me calló, porque publicó varias novelas que recibieron toda la atención: Ese silencio (2010), El secreto de Alicia (2013), El médico del emperador y su hermano (2015) y Ver lo que veo (2017).
Extrañaremos su prosa y sus recomendadas lecturas. "Uno moría y se iba para los árboles. Se convertía en memoria". Ahora, cada que vea una Ceiba, pensaré en que allí es la memoria de Burgos Cantor.
* "Hay algo que el escritor nunca pierde, desde cuando empezó, la ambición de renovar todo, de cambiar las palabras, de decir algo que no se ha dicho, de decirlo a su manera".
* "El escritor de ficciones con cada línea que pone, cada novela que concluye, si es que la concluye, cada cuento, está peor que la primera vez que escribió. Él no acumula kilometraje como el piloto, sino que acumula incertidumbres".
* "En estos oficios y en la alquimia de las artes hay una regla sagrada: nunca se pueden saber los secretos del oficio".
* "A ningún escritor le cae mal un poco de suerte, pero antes necesita la disciplina, el talento, el riesgo, asumir los retos".
Esta obra es apuesta narrativa, búsqueda de significados. Sus páginas nos muestran el devenir histórico de los bárbaros y, al tiempo, lo más humano que puede tener un hombre, su entrega a los demás.
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