Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
-¿Sabe usted qué contiene su equipaje emocional?
Esta es una pregunta para provocar a la imaginación, al recuerdo y para pensar en la vida presente, tal y como se vive en la cotidianidad, en los diferentes escenarios por donde se transita y se tejen las relaciones con los otros seres humanos.
Hay equipajes pesados que contienen emociones corrosivas que no se cargan, más bien, se arrastran. Son aquellos dolores viejos, algunos propios y otros ajenos, causados por acontecimientos familiares, de pareja o de otra índole. Son rabias acumuladas por años y resentimientos hacia los demás en los cuales, se han involucrado, heridas emocionales que no cierran, que están allí adentro, a la espera de un acto de amor para sanar y ser reparadas.
Hay también maletas que están cargadas con miedos a recordar en el tiempo, sucesos dolorosos, temor de vivir el presente y ansiedad de enfrentar el futuro; de culpas por haber desperdiciado oportunidades, por haber hecho daño o por haber perdido la dignidad, la autoestima, la confianza, en circunstancias que no se pudieron controlar. Tal vez era mucho más fácil quedarse en la zona de comodidad, a pesar de la frustración y la impotencia; que expresar el dolor o mostrar las heridas y gritar las quejas.
Para aligerar el equipaje es preciso cambiar los pensamientos catastróficos, las ideas que limitan y las creencias que restringen la creatividad, la alegría de vivir, el sosiego y la armonía emocional. Entender que vivir no es sufrir y menos quedarse resignado ante las adversidades.
El equipaje es un espejo de cómo es cada ser humano, es su carta de presentación. Es lo que se lleva, lo que se trae, lo que se comparte, lo que se guarda. Es también lo que se saca de la maleta, porque ya no sirve; y lo que se empaca de nuevo para hacer más ameno el viaje.
La metáfora del equipaje es una invitación para revisar el contenido y darse cuenta de que hay excesos o por el contrario se tiene déficit de recursos internos y de estrategias para andar por la vida siendo consciente del viaje.
El equipaje puede tener compartimientos para emociones, sentimientos, valores, virtudes, herramientas, todas ellas fuente de ayuda para sí mismos y para otros que se acercan en busca de consuelo o apoyo. Puede contener la capacidad de escuchar con respeto y empatía, paciencia para esperar resultados, amor por lo que se hace y compasión para mirarse en los ojos de los demás.
Finalmente, cuando usted se va de viaje, no empaca lo roto, lo feo, lo descosido, tampoco lleva basura, ni lo que no le queda bien o le estorba. Así entonces en este equipaje hay que empacar lo mejor:
- Emociones y sentimientos positivos.
- Deseos de aprender cosas nuevas.
- Imágenes agradables.
- Recuerdos de bellas caricias.
- Pedazos de poemas y novelas para disfrutar el tiempo.
- Metáforas para releer, fotografías de seres queridos significativos.
- Ilusiones para el día a día.
- Tareas para sentirse útil.
- Capacidad para el silencio y la contemplación.
Todo esto hace parte de los equipajes para la vida.
* Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
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