Este domingo votaré por Sergio Fajardo.

Votaré por Fajardo porque sin ningún cálculo político, salvo el de preservar la coherencia, decidió ser un candidato NINI, es decir, un aspirante a la Presidencia que no está Ni con Uribe Ni con Santos. Y la decisión de no aliarse con ellos se dio por lo que representan el uribismo y el santismo: continuismo, corrupción, cultura del “todo vale” y defensa de intereses ajenos a los nacionales. Fajardo representa una opción viable frente al joven Duque -que ha dado más vueltas en sus posiciones políticas que un contorsionista debido a su poca experiencia y a tener que vivir bajo la tutela de Uribe- y una alternativa real al curtido Vargas Lleras -que además de hacer alianzas macabras y repartir coscorrones, matonea a los periodistas por hacerle preguntas “chimbas”-.

Votaré por Fajardo porque la determinación de no aliarse con los bandos que han controlado el país durante los últimos 16 años no es de poca monta. Además del rechazo a su sistema clientelar, mediante el cual ganan las elecciones a punta de tamal, plata, presiones, promesas y contratos, Fajardo pretende superar la crítica situación en la que estos grupos dejan al país: Colombia es uno de los países más desiguales de la tierra, los ingresos por habitante son de los más bajos de Latinoamérica, el salario mínimo cubre apenas el 60% de la canasta básica, los TLC nos inundaron de productos que antes producíamos, 6 de cada 10 trabajadores están en la informalidad, la economía se sigue basando en las materias primas mineras y agrícolas y los derechos a la educación, salud, ambiente sano y cultura se niegan sistemáticamente.

Votaré por Fajardo porque ha construido un programa de gobierno bien pensado, medible, basado en la experiencia, con objetivos claros y que le servirá al desarrollo del país. Su plan educativo se orienta a convertir a este campo en el eje de nuestra sociedad, razón por la cual académicos como el neurocientífico Rodolfo Llinás y el pedagogo Julián de Zubiría han anunciado que votarán por él. Su propuesta para las poblaciones colombianas, basada en la construcción de ciudades para las personas, con una visión integral, justas, resilientes, biodiversas e innovadoras, le ha valido el respaldo de expertos internacionales como el geógrafo David Harvey, la socióloga Saskia Sassen y el arquitecto Alejandro Aravena. Su compromiso ambiental, con el que busca detener el fracking y la deforestación, ha sido elogiado por el exministro Manuel Rodríguez Becerra y la directora del Instituto Von Humboldt Brigitte Baptiste. Asimismo su respeto a la división de poderes, ha servido para que se haga público el apoyo de juristas como Rodrigo Uprimny, prolífico investigador que, entre otras cosas, interpuso la demanda que sacó de su puesto al exprocurador Ordóñez por actos de corrupción.

Votaré por Fajardo porque gracias a la conformación de la Coalición Colombia, se ha rodeado de un gran equipo y ha sabido articular liderazgos como los de Jorge Enrique Robledo y Claudia López, quienes lejos de los mesianismos de izquierda y de derecha, se la han jugado por llevar a puerto seguro un proyecto duradero que transforme profundamente las formas y el contenido de la política en el país.

Votaré por Fajardo porque su persistente mensaje de unidad, su alta favorabilidad y el bajo rechazo que se expresa hacia él en las encuestas y mediciones, garantizan que es el único candidato que puede derrotar a los aspirantes del bipartidismo, a los mismos con las mismas que quieren seguir haciendo lo mismo.

Este domingo votaré por Sergio Fajardo porque los colombianos merecemos votar de una vez por todas, no con la presión del miedo sino con la fuerza de la esperanza.