Antes que todo quiero contarte que “catapsia” es un sufijo griego derivado del verbo kathapto que significa atar colgando, suspender y con el que se forma una palabra de la tauromaquia: taurocatapsia que podemos traducir por "acrobacia sobre el toro". Algo similar a lo que modernamente hacen los recortadores, que saltan sobre el animal cuando éste embiste y que los acróbatas taurinos en la cultura cretomicénica hacían, como lo atestiguan las pinturas murales de Tirinto y Knosos. Podemos entonces decir que taurocatapsia es “un salto sobre el toro que embiste”.
Ya en alguna oportunidad habíamos hablado de los tipos de saltos que los, y aquí si vale especificar que también “las”, cretenses realizaban sobre toros que acometían y que encajaban dentro del contexto social y religioso de culturas anteriores a la Minoica, pero que durante el reinado del Rey Minos se siguieron practicando.
Se piensa que, dado el carácter sagrado que tenía el toro y su reconocimiento como símbolo de fortaleza y fecundidad, era importante que la juventud, tanto hombres como mujeres, tomaran parte es este ritual al momento de su transición entre adolescencia y madurez, pues se pensaba que a través de esta gesta acrobática y por el simple contacto del ser humano con la bestia al momento del salto, por arte de magia le eran transmitidas a los atletas la fortaleza y la capacidad fecundadora del noble y sacro bruto. Sostenía el arqueólogo Arthur Evans, descubridor del templo de Knosos, que en este ritual, que era dedicado a la Diosa de la Ciudad, el toro moría en el ruedo, vale decir, era sacrificado en su honor.
Y como lo mencioné arriba, de este ceremonial se tiene información gracias a pinturas y objetos que contienen representaciones del acto sagrado, que por tratarse de un peligroso encuentro entre hombre y animal en el cual estaba en juego la vida de ambos requería suavizarlo un poco burlando las embestidas de la res a través de saltos airosos, que buscaban plasticidad, ritmo y belleza en cada movimiento. Piensan algunos historiadores, como Ortega y Gasset, que estas representaciones acrobáticas son una de las muchas raíces con que cuenta la tauromaquia y otros pensadores se limitan a considerarlas como simples funciones gimnásticas que para nada pueden ser consideradas como antecesoras de la Fiesta.
Dicen los “materialistas”, los que no le dan espacio a los sueños, al romanticismo y a la importancia ritual y por ende religiosa de muchos acontecimientos acaecidos en la antigüedad, así fuesen paganos, que como no se trata de una lucha, de un combate sino más bien de un juego, no puede considerarse esta manifestación pública como antecesora de la tauromaquia.
Nosotros, con todo respeto por aquellos que piensan y sienten diferente, sí pensamos que este y cualquier otro evento que se relacione con interacciones entre toro y hombre han influido en el posterior desarrollo de los principios fundamentales de la tauromaquia, dado que dichos “juegos”, o incluso los actos de cacería del hombre prehistórico, han sido parte de las diferentes manifestaciones de la cultura de una época y que como actos rituales que eran, antecedieron el ceremonial de la tauromaquia.
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Añadido: No sé si al fin sancionarían al patán de Mockus, pero, aparte del repudio social por irrespetar un recinto sagrado de la democracia, debían conducirlo, aún cuando fuera tardíamente, a una comisaría, ponerle un comparendo y cobrarle la correspondiente multa, todo lo anterior contemplado en el Código de Policía. ¿O es que la ley sigue siendo solo para los de ruana?
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