Aún cuando no ha sido la línea tradicional de nuestra relación epistolar el comentar asuntos de actualidad, sino más bien la de recabar temas relacionados con la Fiesta que puedan resultar desconocidos, curiosos o simpáticos para ti, hoy debido a la inquietud que en estos días me manifestara un buen amigo y mejor aficionado me he visto en la necesidad vital de tratar un tema de moda.
Se queja el compañero que, por lo menos en Colombia, da la impresión que desde hace algún tiempo los toreros del grupo especial no permiten que los anuncien con ganaderías diferentes a las que tradicionalmente acostumbran matar y remata su inquietud inquiriendo si será que las empresas no les proponen programarlos con toros procedentes de otras dehesas diferentes pues, a su juicio, sería por demás interesante ver a estos matadores consagrados enfrentando encierros con más presencia y mayores dificultades que las que tienen los torillos “comerciales” que les gusta enfrentar.
Obviamente y como a ti te consta mi querido Juan José, posiblemente yo no soy el más enterado de todos los pormenores de las contrataciones que las empresas realizan en esta nuestra Colombia, pero por los años que llevo en el medio y por las amistades que conservo en él, conozco algunos intríngulis que si bien hasta ahora habían venido siendo tratados como “secretos de Estado”, creo que ha llegado el momento en que deben ser de conocimiento público, pues tanto “el que paga” como el que por simple cultura general, o curiosidad, quiere saber cómo funciona, a grandes rasgos, el tema de las relaciones empresario-matador, está en su derecho a saberlo.
Los toreros de renombre tienen unas preferencias prácticamente inamovibles en cuanto a la procedencia de los toros que han de lidiar, tanto aquí como allende los mares, lo que muchas veces entorpece la confección de los carteles, porque, por lo menos acá, las ganaderías que aceptan matar son muy pocas. En Europa claramente son más. Y cuando digo muy pocas puedo afirmar que no son más de dos y máximo tres dentro de la baraja ganadera nacional. Y cuando digo “que aceptan matar” quiero decir que si no los anuncian con ellas prefieren no torear y punto. Así de tajantes son en cuanto a sus condiciones. O se cumplen sus exigencias o prefieren no participar en la feria o temporada en la cual no les “peinan los moños”.
Y repito, no es que los empresarios no les ofrezcan matar unas corridas diferentes a las que tradicionalmente acostumbran torear. Claro que lo hacen y cada año insisten en ello, porque no debemos olvidar que los empresarios antes que todo son aficionados y piensan como tal. Ellos también quisieran ver y presentarle a su público a una de las llamadas figuras enfrentándose a astados que presenten características morfológicas más emotivas así como dificultades en lo que a su comportamiento se refiere, de modo que puedan disfrutar viendo como el matador “resuelve la papeleta” y como logra hacer una faena digna de premio, a base de “hacer el esfuerzo”, como se dice en el argot taurino.
Concluimos entonces que los toreros de primera línea tienen que enfrentar, en Europa, ganaderías duras, digamos “no comerciales”, para conservar el puesto de figuras que ostentan, mientras que en América eso no es menester hacerlo. A este lado del charco y gracias a unos públicos complacientes, los toreros ya saben que no es necesario “hacer esfuerzos” y al contrario las empresas sí les tienen que tolerar todos sus caprichos; por aquí a lo que vienen es a llevarse el dinero de la manera menos “esforzada” y riesgosa posible. Triste realidad. Entonces no culpemos al empresario que hace su mayor esfuerzo por darle lo mejor a su público. Más bien analicemos si lo que hay es indolencia e insensibilidad de parte de los matadores y de sus manejadores.
Recibe un brazo de tu amigo. El Fraile.
Añadido: “Llegaron los sarracenos y nos molieron a palos, que Dios protege a los malos cuando son más que los buenos”. Ojalá esto no sea lo que nos vaya a ocurrir con casos que si bien no se constituyen en delitos si pueden considerase como vergonzosas faltas a la ética.
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