En Manizales tenemos el privilegio de contar con un colegio Jesuita desde hace 65 años. Este 8 de febrero el San Luis Gonzaga celebró su fundación como institución educativa; es el colegio más joven que tiene la Compañía en Colombia y el más pequeño en número de estudiantes, pero el más grande en extensión, pues el colegio cuenta con un bosque como parte de su terreno.
Su primer rector fue el padre Roberto Martínez, S.J. quien, con otros cuatro sacerdotes comenzó la labor educativa en una casa de ejercicios que ya tenían los Jesuitas en el barrio San José. Pronto se inició la construcción de la sede que conocemos, gracias a la donación de unos terrenos que hizo la Sociedad de Mejoras Públicas. Al principio el colegio solo tenía los grados cuarto y quinto elemental, primero y segundo de bachillerato e inició con 69 alumnos.
En 1972 se inició la coeducación y tuve el privilegio de beneficiarme con este cambio. En mi familia somos 6 mujeres y tres hombres. Mis hermanos estudiaban en el San Luis Gonzaga y mis hermanas en un colegio de monjas. Cuando llegó el momento de empezar mis estudios, siendo la menor de todos, mi mamá me llevó a la entrevista en el colegio donde estudiaban mis hermanas. Cuando salí de ahí le rogué a mi mamá que no me metiera a estudiar a ese colegio. Gracias a Dios mi mamá y mi papá respetaron mi voluntad y me matricularon en el San Luis Gonzaga. Allí fui muy feliz. Me encantó la educación personalizada, ya que permitía una autonomía que la educación tradicional no tiene, mi gusto por la literatura tuvo cómo crecer en el colegio, pues cuando yo escribía una poesía o una pequeña obra de teatro siempre encontré el apoyo del colegio para poderla compartir en los actos culturales. Allí también tuve la fortuna de conocer a mi primer asesor espiritual, el padre Manuel Antonio Piñeros, a quien considero persona fundamental en mi formación como ser humano. Otra de las características que tiene la educación que da el colegio es sensibilidad por los menos favorecidos, con programas de acción social desde los primeros grados, donde poco a poco les muestran a los niños que hay otra realidad donde ellos pueden actuar y eso ha marcado a muchos de sus alumnos y se ha visto reflejado en acciones tan concretas como lo que sucedió en los deslizamientos por el invierno de hace unos años, donde los estudiantes se movilizaron para crear un refugio temporal en el coliseo del colegio, que fue ejemplo para la ciudad, eso, sin duda es fruto de la formación Gonzaga.
Por el colegio han pasado muchos sacerdotes, algunos memorables como el padre Piñeros, ahora cuenta con un padre rector de excelentes cualidades, el padre Álvaro Vélez Escobar, quien después de dirigir varios colegios del país, entre ellos el San Bartolomé la Merced y el San Ignacio de Medellín, vino a compartir toda su experiencia en el colegio, el padre Marco Fidel Castaño Arbeláez, quien es el asesor espiritual de los niños y de sus familias y por el que siento especial cariño y agradecimiento y el hermano Eduardo Beltrán. Además cuenta con profesores y personal administrativo de excelente calidad humana y académica.
Siento un gran orgullo por ser parte de la comunidad Gonzaga, primero como estudiante (aunque no pude graduarme allí, ya que la coeducación no abarcaba el bachillerato en ese momento) y ahora como mamá, pues tengo la alegría de tener a mi hija estudiando en el San Luis, afortunadamente ella comparte el mismo amor por el colegio que espero le sepa transmitir a sus hijos, si algún día los tiene. Feliz cumpleaños querido colegio y que sean muchos más educando a gente de bien para nuestra ciudad y para el mundo.
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