La cuarta revolución industrial y la rapidez con la que la tecnología se transforma y moderniza redefinen los patrones culturales y del comportamiento humano. El núcleo de esta revolución, aunque basada en los avances tecnológicos y científicos, corresponde a la esencia misma de todas las revoluciones anteriores, que es atender la continuidad de nuestra evolución natural y la relación con los otros. Lo que sucede es que interpretamos el proceso de forma inversa porque no somos conscientes de ello.
Realicemos un experimento. Tome su celular y ahora piense, ¿por qué tengo este dispositivo? Su respuesta inmediata podría ser porque le permite comunicarse con otros a través de una llamada, de la aplicación de mensajería instantánea o a través de las redes sociales y probablemente después recuerde que este le permite además almacenar información, instruirse y utilizar las aplicaciones que le hacen la vida “más fácil y cómoda” como la aplicación de transporte o del banco. Sin embargo, tener un celular no es resultado de una decisión propia sino del efecto en cadena de nuestra estructura social moderna que redefinió el concepto de tiempo, éxito y felicidad, y estos se difunden a través de la tecnología; entonces, el celular nos proporciona comodidad, estatus y autorrealización, las redes sociales nos proporcionan estima y reconocimiento y el uso de la tecnología nos ahorra tiempo y dinero. Solamente cuando hemos perdido el dispositivo móvil de nuestro alcance evidenciamos nuestra dependencia y nos cuesta imaginar volver a los métodos obsoletos de comunicación o a los métodos tradicionales de trabajo y entonces la inmersión a la tecnología fue exitosa.
Gracias a la tecnología hemos podido prolongar y mejorar las condiciones de vida, nada es concebido sin que esté relacionado con nuestro proceso evolutivo. Afirmar que los tiempos pasados fueron mejores no es correcto del todo, ya que por ejemplo eran más violentos, la esperanza de vida era más corta y no existían los medios para superar las barreras geográficas. Debemos tener en cuenta que el proceso de transformación tecnológica ha tenido consecuencias negativas para la naturaleza y el medio ambiente, para las relaciones humanas y la equidad social y solo hasta que seamos conscientes de que nosotros somos quienes condicionamos esta realidad y determinamos los pasos siguientes, podremos transformar nuestras bases sociales y configurarlas para que la supervivencia y la relación con otros esté en armonía.
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