Yo no necesito un tipo a mi lado para nada. Ni para que me haga feliz, ni para que me abra los frascos, ni para que me haga compañía, ni para que sea mi respaldo, y esa certeza me hace muy feliz. No lo necesito, pero ahí está. Antes de que brinquen algunos caballeros a alegar que soy frígida por decir que no los necesito, a recordarme lo bello que es el amor, a decirme que seguramente me hace falta un buen pipí, que es lo que suelen contestar los más machos cuando uno habla de feminismo, les advierto que van a tener que ser más creativos porque no es que me falte, ahí está.
Ahí está y casi todas las mujeres que quieran un tipo van a encontrar uno porque ellos sí, la mayoría, nos necesitan a nosotras. Claro, no se van a morir de hambre, ni se les va a caer la casa encima de la mugre, ni nada de eso, pero nos necesitan porque este sistema patriarcal en el que vivimos les ha dicho también a ellos que es mejor vivir emparejados que solteros y casi todos, por mucho que critiquen a esas mujeres que según ellos los quieren atrapar, los quieren agarrar, los quieren cazar, terminan casados y con hijos.
Aunque las critiquen delante de los amigotes diciendo que son bravísimas y apodándolas “la policía”, “la fiera”, “patico, combinación entre pantera tigre y cocodrilo”, les fascina que sean bravas, les fascina que les pongan controles, necesitan ese tipo de medidas porque este sistema en el que vivimos les ha dicho que sin mujer el hombre está perdido y que es un ser que no sabe nada de autocuidado o autocontrol. Los tipos, en el patriarcado, son unos machos con un miembro que los controla, y que para dominarlo necesita de una mujer que esté pendiente de ellos y les lave la ropa. Y pasan de la mamá a la esposa. Pobrecitos.
Hay excepciones, claro. Pero son eso, excepciones. La mayoría, los esposos de mis amigas, los tipos de los que se separan mis amigas, los tipos con los que salen la mayoría de mujeres, son tipos todavía muy convencionales, muy machitos, muy que todavía no han cuestionado el sistema en el que viven.
En cambio las mujeres estamos más que listas para la independencia y para la soltería. Dominamos la limpieza. Dominamos la cocina. Dominamos las vueltas de facturas. Dominamos el autocuidado, nos sabemos tratar y lo mejor de todo, sabemos autocontrolarnos, no nos vamos a salir de nuestras manos si no tenemos a un tipo al lado que nos diga qué podemos hacer y qué no. Y más importante, no nos duele el orgullo ni nos sentimos reducidas a menos que nada cuando tenemos que pedir ayuda para abrir un frasco o para encontrar una dirección.
Es bueno que las mujeres sepamos que no los necesitamos y es mejor que los tipos lo sepan. A ver si se ponen las pilas y se ponen a la par con nosotras. De pronto ese día nos den ganas de estar con ustedes por lo que son y no porque nos necesiten para limpiarlos con el babero.
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