El crowdfunding o financiación colectiva es una forma de financiamiento que surgió en gran medida gracias al internet y su capacidad de llevar una información a cualquier parte del mundo.
En sus términos más simples, esta forma de financiación consiste en que una persona, grupo de personas o entidad propone una idea o un proyecto, y pide ayuda de personas interesadas para llevar a cabo dicha idea.
Las ICOs por su parte son otra forma de crowdfunding, y la que más ha dado de que hablar desde el 2017, justo con el increíble aumento del valor y de la popularidad del Bitcoin y otras criptomonedas.
La principal diferencia entre los métodos “tradicionales” de crowdfunding y la nueva alternativa de las ICOs, es que estas últimas siempre están asociadas a una criptomoneda.
La percepción de que una ICO deba estar asociada a la creación de una criptomoneda ha cambiado, existiendo casos como el de la aplicación de mensajería Status, que logró recaudar más de $200 millones, y utilizan las criptomonedas y los tokens como un incentivo.
Este es precisamente el punto que hace diferentes a las ICOs de otras formas de financiación colectiva: El hecho de ofrecer tokens que podrían ser cambiados por una nueva criptomoneda, o ser usados como una moneda interna.
Sin embargo, normalizar la creación y distribución de una nueva criptomoneda como un incentivo, en lugar de ser la finalidad de la ICO, es lo que podría convertir esta forma de financiación en una alternativa exitosa para proyectos de diversa índole.
ICOs como forma de financiar proyectos no directamente relacionados con criptomonedas
Cuando se considera el invertir en una ICO, generalmente se piensa en los beneficios que nos brindarán los tokens que obtendremos gracias a nuestro financiamiento.
El mayor beneficio posible que podría surgir de los tokens obtenidos al invertir una ICO sería el de poder posteriormente cambiarlos por su equivalente en la nueva criptomoneda y que esta adquiera un valor muy elevado.
Sin embargo, no en todos los casos los tokens que obtendremos servirán para ser cambiados a una nueva criptomoneda, sino que también podrían ser tokens de utilidad.
Estos tokens de utilidad podrían ser una de las mejores formas de incentivar el financiamiento de una ICO en la que la finalidad de esta no sea la creación de otra criptomoneda.
Esto puede ser visualizado con el ejemplo de crear una ICO para financiar un videojuego multijugador online, y que las tokens que se reciban funcionen como parte de la economía del juego, pudiendo adquirir equipamiento o beneficios, de acuerdo al tipo de juego.
De igual forma, este modelo de incentivo podría ser aplicado a otros tipos de ideas o proyectos, especialmente virtuales, pero potencialmente de cualquier forma.
Otro ejemplo que podría considerarse es la creación de una ONG, en la que las donaciones se hagan mediante una criptomoneda propia, o servicios de delivery pagados mediante tokens.
Alternativas a las ICOs y los tokens como incentivos
Desde antes de las ICOs, plataformas de crowdfunding llevaban algunos años facilitando campañas de financiamiento exitosas, en áreas tan diversas como el desarrollo de software y la educación para las artes.
En estos casos, la motivación o incentivo para invertir en una campaña será mayormente permitir que un proyecto o idea que nos atraiga se lleve a cabo, o apoyar la continuación de un proyecto gratuito que beneficie a otras personas.
No obstante, cuando la idea es la creación de una criptomoneda, y en especial con la reputación de estas como una forma de hacerce millonarios, difícilmente se podrá incentivar a otras personas sin ofrecer una posible ganancia.
Mientras que el caso contrario, de apoyar la campaña de financiamiento de un proyecto diferente a la creación de una criptomoneda, con la distribución de tokens es completamente viable, y ya se ha puesto en práctica de forma exitosa.
Existen además modelos similares al de las ICOs y de los tokens de utilidad en donde no se ha realizado una campaña de financiación, pero la utilización de una economía virtual interna ha permitido generar ganancias.
Un ejemplo de esta situación es el del videojuego League of Legends, en el que se vende un tipo de moneda interna llamada Riot Points a cambio de algunas monedas fiduciarias, y que permiten adquirir complementos estéticos al juego, y que le han permitido a Riot Games obtener millones.
Por supuesto, este no es el ejemplo de una ICO, pero si es una comparación aceptable de lo que se puede llegar a hacer al establecer una economía digital en una compañía, producto o servicio con una gran base de usuarios.
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