EFE|LA PATRIA
Las siete víctimas del conflicto presentes ayer en el ayuntamiento de Oslo se llevaron una de las mayores ovaciones en la ceremonia de entrega del Nobel de la Paz al presidente de este país, Juan Manuel Santos.
En su discurso de aceptación del premio, Santos dedicó el galardón a toda sus conciudadanos y en especial a las víctimas, y les pidió que se levantaran, lo que provocó los aplausos del millar de personas que llenaba el auditorio.
De pie, y varios de ellos con las manos entrelazadas, Pastora Mira García, Leyner Palacios, Liliana Pechené, Fabiola Perdomo, Ingrid Betancourt, Clara Rojas y Héctor Abad Faciolince aguantaron emocionados una ovación que se prolongó durante más de medio minuto.
Continuó de pie Palacios, sobreviviente de la matanza de Bojayá, en cuya iglesia una bomba lanzada por las Farc en un combate con paramilitares mató a entre 74 y 119 personas en mayo del 2002, incluidos 32 familiares suyos.
El mandatario colombiano usó en su discurso el caso de Palacios como ejemplo de las víctimas que han apostado por la reconciliación.
"Las Farc han pedido perdón por este hecho atroz, y Leyner, que ahora es un líder comunitario, los ha perdonado. Y esta es la gran paradoja con la que me he encontrado: mientras muchos que no han sufrido en carne propia el conflicto se resisten a la paz, son las víctimas las más dispuestas a perdonar", dijo.
Las víctimas no fueron los únicos invitados por el presidente a la ceremonia: en el ayuntamiento estuvieron también el jefe del equipo del Gobierno que negoció con las Farc, Humberto de la Calle, y el Alto Comisionado de Paz, Sergio Jaramillo.
Los expresidentes de Colombia, Ernesto Samper, y España, Felipe González, también asistieron a la entrega, donde no hubo ningún representante de las Farc debido a su situación legal, según explicó Santos, aunque sí estuvo su asesor jurídico, el español Enrique Santiago.
Santos estuvo acompañado en el estrado por los miembros del Comité Nobel noruego -menos su líder, Kaci Kullmann Five, ausente por enfermedad- y su secretario, Olav Njølstad, y unos metros más abajo estuvieron sentados los reyes Harald y Sonia y los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit.
Al igual que en todos los actos oficiales desde que está en Oslo, el mandatario colombiano lució una paloma de la paz en la solapa, un símbolo que también aparecía en el escote del vestido blanco de su esposa, María Clemencia Rodríguez, visiblemente emocionada y acompañada por sus tres hijos en la primera fila del recinto.
La ceremonia contó con tres piezas musicales del noruego Edvard Grieg, el estadounidense George Gershwin y el español Ruperto Chapí.
Todas las rosas y los claveles que decoraron el ayuntamiento eran originarias de Colombia, como el oro del que estaba hecha la medalla que recibió Santos, que donará a las víctimas los 881 mil dólares ($2 mil 688 millones) que recibe con el premio.
Al presidente le entregaron también un diploma, obra del artista noruego Willibald Storn que representa a un hombre y una mujer abrazándose y que, según este, trata sobre el perdón.
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