Son varias las opciones que se manejan luego de que ganara el No en el plebiscito por la paz. La principal es por la que ha optado el presidente Juan Manuel Santos, el diálogo con todos los sectores para lograr un acuerdo más fuerte y más aceptado.
Sin embargo, hay una opción jurídica que sigue guardada en el cajón, y que al parecer lo seguirá hasta que se agoten otras posibilidades. Se trata de tramitar todo el contenido del acuerdo en el Congreso de la República.
Esta posibilidad surge por la sentencia de la Corte Constitucional, en la que se especifica que el resultado del plebiscito obliga únicamente al presidente Santos y no a las demás ramas del poder. Claro está que aunque sea legal, eso no implica que hacer dicho trámite tenga consecuencias políticas.
“Jurídicamente es viable, pero políticamente es muy delicado porque implementar los acuerdos a través del Congreso, es decir, por vía legislativa desconociendo el pronunciamiento directo del electorado el domingo pasado a través de democracia directa, implica una tensión política difícil de manejar”, dice José Fernando Flórez, especialista en derecho constitucional de la Universidad Externado de Colombia.
Consenso
Para Flórez, esa posibilidad sería viable si se logra un consenso entre los sectores del Sí y del No. De hecho, destaca que de ser así, el Centro Democrático, por ejemplo, no tendría mucho margen de maniobra, al ser minoría: “Creo que en la medida en que se logre una conciliación entre los actores políticos, entre los promotores del Sí, los promotores del No, y las Farc se va abriendo una viabilidad política a la posibilidad de implementar los acuerdos por vía legislativa”, dijo.
Sin embargo, aclara que ese trámite tendría que ser integral, pues si se adelantan iniciativas sin proyectos o reformas que complementen el proceso no funcionaría. Un ejemplo de ello, es la Ley de Amnistía que propone el expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez.
“Eso es completamente inviable, es un exabrupto. Hay que descartar eso de entrada, porque de lo que se trata aquí es de firmar el acuerdo final y este tiene un componente integral de justicia. Toda la jurisdicción especial de paz”, dice refiriéndose a la propuesta del senador.
“Uno no puede recurrir a leyes viejas, fragmentarias, eso solamente acabaría de empeorar las cosas. A mí eso me parece descabellado. Una ley de amnistía en los términos ordinarios que hay solo cubriría a los guerrilleros rasos, pero la élite de las Farc no se vería cubierta porque quienes estén implicados en delitos atroces no pueden recibir amnistía”, dice.
Los riesgos
Pensar en el trámite del acuerdo por el Congreso, además de todos los riesgos políticos que se corren, sería dejar de lado la decisión de los colombianos en el plebiscito.
Efectivamente el Congreso de la República es un organismo independiente que tiene todo el derecho a legislar sobre cualquier tema, incluidos aquellos que se tratan en el acuerdo final, pero entre sus poderes aplicaría igualmente el derecho a hacer cualquier modificación, lo cual no se permitía en el procedimiento especial legislativo que se iba aplicar si ganaba el plebiscito.
Además de abrir el acuerdo a cualquier modificación, el problema está en los tiempos. El procedimiento especial reducía el número de debates para darle celeridad al proceso y en sí, el ritmo del órgano legislativo suele ser mucho más lento.
“El tiempo es un tema crucial porque hay que legislar con los trámites ordinarios y son compromisos que tomarían mucho tiempo y hay que tener en cuenta las dinámicas que son típicas del Congreso”.
Para el experto en procesos de paz Frederic Massé, hay que tener en cuenta, antes de ver ese tipo de opciones, que hay un margen de maniobra para hablar con los del No.
“Primero hay que tener un nuevo acuerdo, sin decir que hay que renegociar todo, pero yo creo que hay que seguir con el diálogo entre los delegados del Gobierno y los líderes del No para tener un acuerdo con modificaciones. Yo creo que sí hay cierto margen de maniobra para que se renegocien, y en este momento el mensaje de urgencia es que no se rompa el cese el fuego”, dice Massé.
El profesor destaca además, que con el Premio Nobel de Paz del presidente Santos hay un mensaje de respaldo claro y que hay que aprovechar su influencia, sin que eso signifique que la renegociación terminará pronto.
“Esto no se puede demorar mucho, pero hay que ser realistas, tampoco van a concretar un acuerdo en un mes. Me parece un poco peligroso pensar que lo que vamos a cambiar son dos o tres cosas”, dice.
El Congreso ha tomado una actitud paciente
Mientras tanto, el presidente del Congreso Mauricio Lizcano, y los líderes de los partidos que apoyan el proceso de paz han dicho que la agenda legislativa al respecto está suspendida y que están a la espera de los resultados de la comisión que se menaje con el No.
Lo anterior, principalmente porque debe haber un acuerdo concreto con las Farc y especialmente sobre todas las modificaciones que se puedan llegar a hacer. Para los congresistas lo mejor, es lograr el acuerdo en La Habana.
“La verdad, los ajustes se deben dar en La Habana, que es donde está la contraparte con la que se debe negociar. Acá se trata es de que los del No, los del Sí, el Gobierno y las Farc, nos pongamos de acuerdo, el escenario por ahora es un proceso como a tres fases”, dice la senadora de Alianza Verde, Claudia López.
Para ella lo que hay que hacer es escucharse entre cada grupo y tener para finales del mes, teniendo en cuenta que se levantaría para esa fecha el cese bilateral, la hoja de ruta que obre lo que se renegociaría.
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