COLPRENSA | LA PATRIA | PEREIRA
Una salva de aplausos interrumpió al juez Quinto Penal del Circuito de Pereira al momento de dictar el fallo absolutorio.
La madre del profesor universitario Wilmar Vera Zapata, sentada tras el banquillo de los acusados, irrumpió en llanto y se abalanzó a abrazar a su hijo.
La sala, colmada de asistentes, evidenciaba la trascendencia del juicio oral, sino el más sonado en la historia de Pereira.
Abogados, estudiantes de Derecho, Comunicación Social, periodistas, familiares y amigos de las partes, ocupaban asientos desde las 8:30 de la mañana del pasado martes.
Se juzgaba al exdirector de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica de Pereira, Wilmar Albeiro Vera Zapata, al lado de otras tres personas, por la muerte de su amigo y exalumno Alexánder Morales Ortiz.
El 18 de marzo del 2011, en el restaurante vegetariano Flor de Loto en Pereira, un hombre descargó su arma de fuego sobre Morales, quien se encontraba sentado chateando, en el pasillo izquierdo del lugar.
Cuando se produjo el crimen, empleados del establecimiento salieron en persecución del sicario, y un policía que se encontraba en la parte posterior del Concejo Municipal, hizo lo propio hasta darle captura.
Dos años más tarde, en la Universidad de La Salle de Medellín, efectivos del CTI de la Fiscalía capturaron a Vera y lo trasladaron a la cárcel de Pereira. Vera no se cansó una sola de vez de gritar su inocencia.
La Fiscalía no logró demostrar, a lo largo tres años y seis meses, la responsabilidad del profesor universitario, ni de Albeiro Vera Zapata, Wilson Espinosa Marín y Yilder Aricapa, como determinador y copartícipes del crimen. Una quinta persona, un menor de edad, también fue liberado en medio del proceso.
El juez Quinto Penal del Circuito dictó sentencia absolutoria, debido a que el único testigo, el confeso autor material, quien se acogió a sentencia anticipada para beneficiarse del principio de oportunidad, no demostró ser una persona digna de credibilidad.
El juez dijo no poder emitir un fallo condenatorio cuando no existe una sola prueba que ubique a Wilmar Vera en el lugar de los hechos y que lo vincule materialmente con quien disparó el arma.
Pese a que aceptó como probable móvil la deuda por $50 millones contraída por Morales con Vera, por el asunto de una mina de carbón. El juez dijo que el testimonio del sicario no era concluyente para dictar una sentencia condenatoria.
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