BOGOTÁ | COLPRENSA | LA PATRIA
La orden de captura que emitió la Corte Suprema de Justicia en contra de Seuxis Paucias Hernández Solarte, alias Jesús Santrich, es solo el más reciente capítulo de la novela que se inició hace unos días cuando el exjefe guerrillero evadió su esquema de seguridad y, hasta hoy, se esfumó con paradero desconocido.
"Esta decisión es la esperada por todos los colombianos indignados por el espectáculo de burla a la justicia que ha venido protagonizando el hoy fugitivo de la justicia alias Jesús Santrich", fueron las palabras pronunciadas por el presidente de la República, Iván Duque, tras conocerse la determinación de la Corte contra el desmovilizado de las Farc por no haberse presentado a indagatoria.
La oposición asegura que la desaparición del hoy congresista no afecta las bases del proceso de paz que, justamente, lo llevaron a estar en libertad al momento de ausentarse de la vigilancia de las autoridades.
Y es que el proceso jurídico contra Santrich por supuestamente haber cometido delitos relacionados con narcotráfico volvió a poner sobre el tapete la vieja pelea entre los partidarios a favor del proceso de paz con las Farc y sus contradictores.
La crispación nacional alrededor del tema inició su escalamiento el 29 de junio cuando el líder de la antigua guerrilla abandonó su esquema de seguridad en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) de Tierra Grata (Cesar). De ahí que el mandatario de los colombianos les hiciera un guiño a esas personas que insistieron en su culpabilidad desde el inicio.
Análisis
El analista político Mauricio Jaramillo subraya que lo que se ha visto más afectado es el proceso de implementación del acuerdo de paz, que ha sido materia de polarización política durante los últimos años.
Seuxis Paucias Hernández Solarte tiene la particularidad, añade el analista, de que fue una cabeza visible durante el proceso de paz de La Habana, pero a la vez de las figuras más criticadas y que genera desagrado en la opinión pública.
De ahí que muchos sectores, incluyendo partidarios del proceso, estuvieran de acuerdo con su extradición a los Estados Unidos por, supuestamente, haber cometidos delitos relacionados con el narcotráfico después de la firma del acuerdo de paz.
De hecho, José Lisandro Lascarro, conocido como Pastor Alape, consciente del daño que le podía hacer a la imagen del proceso de paz la no comparecencia de Santrich ante la Corte Suprema, horas antes de la indagatoria aseguró que guardaba la esperanza de que apareciera para que el partido que se originó con el acuerdo no quedara haciendo "el oso" ante la opinión pública.
Poco antes de que Hernández Solarte desapareciera del rastro de las autoridades había tomado posesión como representante a la Cámara por el partido de las Farc. Si Santrich llega a ser condenado por los delitos de los que se le acusa perdería la colectividad esa curul en el Congreso. Fue debido a su fuero como congresista reconocido por el Consejo de Estado que la Fiscalía se vio en la obligación de liberarlo para que el proceso fuese adoptado por la Corte Suprema de Justicia, donde finalmente no se presentó.
Sin embargo, Jaramillo advierte que con la fuga de Santrich el proceso de paz no se va a derrumbar porque hay muchas personas que siguen comprometidas con él, aunque recalca que hay que tener en cuenta que también hay una serie de compromisos de Estado que deben cumplirse. Además señala que las deserciones en los procesos de paz son esperadas.
“Santrich es importante simbólicamente, pero no se puede juzgar todo el proceso por su caso. En términos generales ha habido un compromiso con lo que se firmó con las respectivas excepciones de Iván Márquez, el Paisa, Romaña y ahora Santrich”, asegura el analista.
Burla al Estado de Derecho
Otro duro golpe que da la no comparecencia de Seuxis Paucias Hernández Solarte, de acuerdo con Jaramillo, está relacionado con el partido político Farc, porque los deja más débiles al interior del Congreso, donde vienen batallando por generar una credibilidad que aún no tienen.
El analista Jorge Yarce Tamayo, en el mismo sentido que Jaramillo, señala que el proceso de paz seguirá andando porque este está sujeto a las acciones colectivas y no a las individuales. Dice que hay que exaltar que la dirigencia del partido se mantiene alejada de las decisiones que toman otros como Iván Márquez, el Paisa y Santrich, e inclusive les ha hecho invitaciones para que se presenten a la justicia, “así sea de dientes para afuera”.
Para Ariel Ávila, analista en temas relacionados con paz, tras la desaparición de Santrich el 29 de junio, también se empezó a afectar la imagen de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) y en especial la del Estado de Derecho, que fue lo que prevaleció en su caso, pese a tener la presión del Gobierno para que lo extraditaran a los Estados Unidos, donde es solicitado por delitos de narcotráfico.
De hecho, Duque en su discurso hizo énfasis en que Santrich abusó de las instituciones que le brindaron la confianza y las garantías correspondientes. “Esperamos que en este trabajo armónico de las instituciones, a partir de esta orden de captura, nos permita, no solamente capturarlo y llevarlo a la justicia, sino que también nos podamos unir todos en que reciba su merecido por burlarse de la justicia, reincidir, como ha quedado en evidencia con las pruebas que ya conoce la comunidad internacional y que conocemos todos los colombianos”, apuntó.
Por ahora, la única esperanza que guardan los defensores del proceso de paz es que se presente a la cita que tiene con la JEP el 29 de julio.
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