Jorge Iván Posada
COLPRENSA | LA PATRIA | LA HABANA
El jefe de las Farc Pastor Alape no se llama José Félix Muñoz Lascarro como reposa en documentos y reseñas oficiales. En una sala del hotel el Palco de La Habana, cuenta que ese es el nombre de su hermano al que en vida capturaron dos veces porque las autoridades creían que era el guerrillero más importante de las Farc en el Magdalena Medio.
Al insistirle no me revela su verdadero nombre de pila. Ha sido notorio el protagonismo de Alape desde la muerte del Mono Jojoy, el 23 de septiembre de 2010, a quien reemplazó en el secretariado.
A Alape se le preguntó por el plagio y la liberación del general Ruben Darío Alzate.
- ¿Qué le dijeron los hombres que están bajo su mando sobre lo que pasó con el general Alzate; por qué llegó a Las Mercedes de civil?
Es una situación muy contradictoria. Los militares están desarrollando el plan de consolidación que es hacer acciones políticas en las áreas de incidencia guerrillera para desmovilizar a la población en sus luchas y que la relación con la insurgencia se bloquee. El general sencillamente es un hombre que se tomó eso a pecho y se puso a tratar de desarrollar proyectos allá en el Chocó. Al tipo le dio ese día por irse a mirar un proyectico que estaban montando. Una pequeña bobadita ahí con unas turbinitas, para ponérselas al río para que la corriente ponga a girar esas hélices. Por ahí dijo, ‘será que sí me estarán cumpliendo con ese proyecto’, y pregunta cómo está y le dicen, ‘eso está bien general’, porque como todo está construido de mentiras: la guerrilla está acabada, aniquilada, no tiene apoyo de masas, nadie los quiere. Y como dice el dicho, uno de mentir tanto vuelve verdades las mentiras. Entonces digo yo que le dijeron que eso estaba controlado y entonces el general fue pero ahí estaba la guerrilla; es que en el mismo Quibdó mantiene la insurgencia. Llegó el hombre y la guerrilla dijo ‘ve y este qué’, ‘venga pa acá’. El hombre es víctima de la propia estrategia de las Fuerzas Militares y del Gobierno.
- Es decir que sí es cierto, según las Farc, que él fue a revisar la intervención social en Las Mercedes...
Sí, es que parta de esto: ¿Qué se fue hablar con unos narcotraficantes?, pero si eso lo controlan ellos desde Bogotá. ¿Que él se fue a resolver un tema de la minería ilegal?, pero si es que todas las retroescavadoras en Chocó llegan a Quibdó y ahí pagan el impuesto, de ahí pa abajo le pagan cinco millones a la institucionalidad. Eso se lo reparten entre Policía, Ejército y Gobernación. Entonces qué más iba hacer allá el general.
- ¿Qué piensa que un General de la República haga ese tipo de intervenciones sociales?
Creo que el General es un hombre con mucha confusión por las mismas estrategias del Estado. Creo que es tal vez de esa línea de generales que se va construyendo ahí, que se preguntan, esto cómo lo hacemos. Creo que estaba convencido de que era posible ganar la población a través de esas acciones. Eso lo hizo que cometiera semejante error de meterse allá y creerle al de inteligencia esas cosas.
- Pero eso muestra que hay generales que entienden que el conflicto también se resuelve de otra manera...
Por eso el general Bonet Locarno sale a defender al general, porque es de otra línea de generales. Alzate, en lo poco que pude hablar con él porque respeté mucho su condición de prisionero, decía que tuvo muchas críticas de los militares por lo que estaba haciendo, que le reclamaban ‘es que usted va es a guerrear. Usted no es un político, es un militar’. El hombre decía que el Chocó es muy complicado. Incluso hizo un estudio, el hombre habla con propiedad de los aspectos sociales y medio ambientales que vive el Chocó y dijo, ‘esto aquí no es militar. Esto aquí se requiere una participación del Estado seria’, usa la palabra seria. Esto es una bomba social que en cualquier momento explota con consecuencias muy complicadas.
- ¿De qué más hablaron el general Alzate y usted?
Fue muy poco lo que hablamos porque me limité a exponerle el protocolo, a mostrarle cómo era la salida pero usted sabe que se juntan dos colombianos y no deja uno de encontrarse en muchos puntos de la nacionalidad: García Márquez, de pronto José María Vargas Vila, de pronto que Mutis, que la geografía.
- ¿Pero qué le dijo él porque según el video de la liberación se ve una conversación con la abogada y el cabo, pero nada con el general?
Por respeto no voy hablar de eso porque a mí me parece que una persona en esas condiciones puede decir muchas cosas porque hay una situación emocional muy complicada. Hablando con uno y él pensando ya mañana me liberan y qué va a pasar conmigo.
- ¿Por qué cree que al país le molestó tanto la foto antes de la liberación?
Porque Colombia es un país donde se viene promocionando cada segundo el odio y la guerra, y esa imagen de que es posible la paz dolió a quienes medran con el conflicto. Esos son los que salieron a rechazarla. Quienes creen en la razón de la paz como un estado social que permita que todos los derechos de la población se puedan respetar y construir, manifestaron otras cosas. El expresidente Uribe salió a tuitear. No, ese es el presidente Uribe, que tiene sus confusiones mentales, que dicen que tiene que estar tomando medicamentos para aplacar sus angustias.
- ¿Cuál fue la instrucción que le dio Timochenko antes de ir a Vegáez, donde se dio la liberación?
Cuando se toma la decisión de que a esa acción debía de ir un representante de la mesa con incidencia en la fuerza guerrillera, era exactamente porque liberar ese nivel de prisionero era cortar la esperanza de todos los combatientes que con ese acto político militar se podían regresar muchos guerrilleros que están hacinados en las cárceles colombianas con unas condiciones infrahumanas. Que eso podía insistir a que se mirara, si no el regreso de Simón Trinidad, Iván Vargas y Sonia a Colombia, por lo menos mejorarles sus condiciones de reclusión. Esa era la esperanza de la mayoría de guerrilleros que decían, bueno, ‘ahora sí tenemos a uno grande, vamos a ver si lo van hacer matar’.
Sobre los diálogos
“Los diálogos traían un ritmo muy esperanzador. Se estaban desarrollando en el marco de los que el Gobierno ha insistido tanto de que se dieran en medio de la guerra. Que nada de lo que se diera en cuestión de orden público en Colombia afectaba la mesa. Nosotros, desde que iniciaron los diálogos, vimos que esa era una estrategia demasiado perversa del Estado porque eso le permitía jugar con la opinión”, Pastor Alape.
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