Borís Klimenko
Los rebeldes prorrusos que actúan en el este de Ucrania dan por imposible una nueva tregua con Kiev y se preparan para resistir el empuje de las fuerzas ucranianas en sus últimos bastiones, Donetsk y Lugansk, capitales de las dos regiones homónimas con un millón y medio de habitantes entre ambas.
El líder separatista, Andréi Purguín, esgrimió al menos dos motivos para descartar otra tregua: la falta de voluntad para intercambiar prisioneros y la ausencia de corredores humanitarios.
A su vez, el presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, insistió en que está abierto al diálogo con aquellos que estén dispuestos a deponer las armas, a celebrar nuevas elecciones regionales y a negociar la descentralización del poder.
Durante su visita a Slaviansk, hasta este sábado bastión de los sublevados, Poroshenko aseguró que el futuro de las regiones de Lugansk y Donetsk sólo lo negociará con sus "verdaderos dueños: los obreros metalúrgicos, los mineros, la gente que representa la mayor fuerza, pero que ha sido coaccionada con las armas".
Sin posibilidad de diálogo
La recuperación de Slaviansk y de otras muchas ciudades por las fuerzas ucranianas, que obligó a los milicianos a atrincherarse en las dos capitales regionales, alejó la posibilidad del diálogo entre los dos bandos enfrentados a pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional en este sentido.
Según Rusia, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, reconoció en una conversación telefónica con su colega ruso, Serguéi Lavrov, que Kiev se ha alejado de los acuerdos alcanzados la semana pasada entre Kiev, Moscú, Berlín y París para impulsar un alto el fuego bilateral en el este de Ucrania.
Quiénes sí han visto una mejoría en la situación en la zona del conflicto fueron los observadores internacionales de la OSCE, según dijo en Kiev el portavoz de la misión para Ucrania, Michael Bociurkiw.
Tras una visita a Slaviansk, los observadores del organismo internacional constataron la vuelta del suministro eléctrico a la ciudad aunque lamentaron otros muchos problemas.
"Se percibe el abandono, un vacío y un silencio preocupantes", describió Bociurkiw la ciudad que fue durante más de dos meses escenario de los combates más cruentos entre las fuerzas de Kiev y los insurgentes.
El comandante supremo de la OTAN en Europa, el general estadounidense Philip Breedlove, acusó a Rusia de estar concentrando tropas en la frontera de Ucrania y de apoyar a los rebeldes en el este del país.
"Las fuerzas rusas que están en la frontera en este momento participan en el traslado de equipos militares pesados, de las reservas, armamentos y soldados. El apoyo a las fuerzas prorrusas es muy activo", constató el general y acentuó que la OTAN apoya el diálogo y la solución política de la crisis ucraniana.
Breedlove explicó que la OTAN está buscando una respuesta adecuada al "enfoque revanchista ruso, que se ha demostrado en Crimea y ahora en el este de Ucrania".
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