MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
El retrato del cantautor villamariano Campo Elías Vargas Duque, a un costado del escenario, simbolizó su presencia durante el Segundo Festival de Música Colombiana que lleva su nombre.
20 agrupaciones nacionales participaron hasta anoche en el parque de Villamaría (Caldas) en este evento que realiza la Alcaldía como una forma de educar y rescatar las tradiciones culturales, indicó Juan Camilo García Santana, gerente de la Corporación Casa de la Cultura de Villamaría.
El primer día fue para la música tradicional campesina y parrandera, el sábado para la música andina colombiana y ayer culminó el Festival con un encuentro de música tradicional folclórica vientos y tambores.
A concertación
La idea es institucionalizar el Festival y que se realice cada año. "Pasamos un proyecto para concertación con el Ministerio de Cultura, es importante que podamos hacerlo para que el Festival crezca y siga con todo lo hermoso de la música colombiana", indicó García Santana.
Para esta segunda versión, la Alcaldía contó con el apoyo de la Secretaría de Cultura de Caldas, Inficaldas y la Industria Licorera de Caldas.
Anoche, el cierre estuvo a cargo de Electrochonta, agrupación que fusiona música del Pacífico colombiano utilizando instrumentos raizales.
Que siga el Festival
Óscar Ríos, Villamaría
Es un Festival muy bueno, la música excelente. Deben seguirlo haciendo en Villamaría, uno se distrae y se fortalece el talento nacional.
Amanda Cardona, Villamaría
Es muy bueno porque viene mucha gente a compartir con nosotros y con todos los artistas, genera turismo y le deja al municipio una buena economía.
Isabel Ramírez, miembro del grupo Tambor Hembra de Manizales
Es un apéndice vital para la cultura de Caldas. Han llegado grupos muy importantes y que estén en Villamaría es crucial. Para nosotros es una muy buena tarima, nos sentimos orgullosas de compartir con artistas tan grandes, de representar a nuestro género y a nuestro folclor.
Jorge Hernán Vargas Henao, hijo del maestro Campo Elías Vargas
Es un rescate que tuvo la Administración, de darle énfasis a la parte musical y a la tradición. Mi padre a través del tiempo logró mantener esa tradición y ambiente folclórico, que era la cuerda y el folclor colombiano. Tertuliaba en su taller de ebanistería con sus compañeros, allí lloraban y declamaban.
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