Andrés Rodelo
LA PATRIA | MANIZALES
La imagen de Juan Felipe Cruz apareció en la pantalla. El televisor del canal interno instalado en el grado undécimo tres del Semenor informó que era el mejor puntaje de Pruebas Saber 11 (antes Icfes) de Caldas.
Ocurrió el jueves 27 de octubre. Sus compañeros de clase enloquecieron. “¡Buena, Cruz!”, le decían. “Él es muy sencillo. Muy humilde”, destacó Daniel Fernando Largo, amigo de Juan Felipe desde cuarto de primaria.
La muestra de esa sencillez es lo incómodo que se sintió cuando lo felicitaron. “Es raro ser el centro de la atracción”, confiesa Juan. “Ah, gracias”, expresó nervioso a unos niños de primaria que lo elogiaron.
425 puntos fue su resultado. Juan recuerda que las condiciones previas a la presentación del examen no fueron las mejores. “Me enfermé de amigdalitis. Sin embargo, la incapacidad sirvió para descansar. El día previo a la evaluación monté bicicleta con unos amigos, todavía convaleciente. Eso ayudó”, afirmó.
Cuando resolvió la prueba revisó los puntos cuidadosamente. “En las dos sesiones salí de último, casi a las 5:30 p.m. Repasé las respuestas. Había unas preguntas de ciencias sociales que no sabía, pues la respuesta era algo muy subjetivo. Tachaba la respuesta que creía correcta”, dijo.
En el área de matemáticas sacó 83 puntos, porque lo suyo son las ciencias exactas. “Me piden asesoría mis compañeros. Yo lo hago con gusto, les explico”. Durante los exámenes es común que le digan con sigilo: “Eh, Cruz, ¿cuál es la respuesta?”, “Ahí sí no. Me perjudico y los perjudico a ellos, porque no aprenden”, lo tiene claro.
El secreto
“La dedicación, más que todo. Llevo dos años estudiando para las Pruebas Saber 11. Hice un preuniversitario, un preicfes y otros intensivos”, señala y aclara que no significa aislarse del mundo para estudiar. “No se puede descuidar la familia y los amigos. Eso es muy importante”, mencionó.
Quiere ser médico, como su padre. Su pasión es ayudar a los demás, así como cuando asesora a quienes le piden explicación de matemáticas. Son incontables las veces en las que su padre salió de casa en la madrugada para atender heridos o enfermos. “Eso me inspiró. Espero estudiar en la U. de Caldas. Si me resulta una beca me voy para Bogotá”.
Es un amante de la literatura, de allí su puntaje en el área de lectura crítica. Hace poco leyó La Naranja Mecánica, la novela de Anthony Burgess. “El autor dice que la juventud tiene remedio si recibe una pedagogía necesaria”.
De cada libro toma algo y lo incorpora a su filosofía de vida. Así como lo dice Burgess, Juan Felipe demuestra con su dedicación que la juventud no está perdida.
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