El proceso de paz con las Farc ha resultado más largo de lo previsto, aunque también es justo reconocer que si es posible la firma del acuerdo final el próximo mes, esta terminaría siendo una de las negociaciones más cortas de su tipo, si se le compara con las experiencias de Sudáfrica o Irlanda, por ejemplo. Lo que sí viene siendo muy prolongada es la fase exploratoria con el Eln, de la que se viene hablando desde hace varios años y que aún no se concreta.
Ya en el pasado, en diversos intentos, incluso en el primer gobierno del expresidente Álvaro Uribe, el Eln ha tenido ese comportamiento dubitativo que hoy exhibe y que le resta credibilidad a que se pueda concretar un diálogo que termine con el fin de ese conflicto y la reincorporación de sus miembros a la vida civil. El hecho de que en plena etapa exploratoria sigan cometiendo atentados, secuestrando civiles y militares y alimentando el terrorismo evidencia que tienen un interés diferente al que han expresado en varias ocasiones y que no se refleja en hechos.
Resulta más que pertinente, por eso, que las Naciones Unidas pida que el Eln se defina acerca de la necesidad de comenzar los diálogos pronto, para lo cual debe dejar libres a quienes tienen secuestrados, entre ellos al soldado Jair de Jesús Villar Ortiz y al consejero de la Gobernación de Norte de Santander, Ramón José Cabrales, entre otros. También es coherente el ultimátum dado por el Gobierno a esa guerrilla, en el sentido de que ya se le está acabando el tiempo para poder acceder a una salida negociada. Los mensajes de sus comandantes resultan, por eso, ambivalentes e imprecisos, confusión que el país no está dispuesto a aceptar.
Da la impresión de que quisieran observar cómo termina la negociación con las Farc, antes de decidirse de ir a una mesa de diálogos, pero olvidan que tal vez para ese momento ya sea tarde, y que la sociedad colombiana podría no estar dispuesta a aguantar más. La paciente espera que se ha tenido frente al Eln podría acabarse y las Fuerzas Militares tendrían que enfocarse en perseguir a sus miembros y arreciar los ataques, y tal vez así quede clausurada de manera definitiva la posibilidad de que su destino sea digno.
Para la paz que se requiere construir en Colombia es fundamental que el Eln aproveche la oportunidad histórica de subirse ya a la dinámica de los diálogos. Así, algunos de los asuntos pactados con las Farc podrían ser implementados sin mayores dificultades en el nuevo proceso y solo asuntos muy específicos serían los focos de discusión. Si la actitud del Eln es mantenerse en la indecisión, o tratar de ganar réditos poco comprensibles, no quedará más opción que regresar a la estrategia militar de atacar con todo rigor y fuerza el terrorismo, el narcotráfico y todos delitos que comete.
No es tratando de mostrar un supuesto poder de hacer daño como se llegaría de mejor manera a una mesa de diálogo. Se equivoca el Eln al actuar así, y en esa apuesta peligrosa se le puede ir la última oportunidad. La mejor manera sería que conmemore los 50 años de la muerte del cura Camilo Torres, el próximo 15 de febrero, anunciando su deseo de comenzar de inmediato la fase pública de los diálogos, y que aproveche el buen ambiente hacia la paz en el país. Insistir, por ejemplo, en que el proceso sea en Venezuela es algo inaceptable. Tampoco pueden pretender que se les concedan cosas que no se le darán a las Farc.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015