El posible ingreso de Colombia al Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC) fue el objetivo principal del presidente Juan Manuel Santos durante su reciente gira por el Lejano Oriente. De acuerdo con lo dicho por el mandatario hay una gran receptividad para que ese hecho se concrete en los próximos años, situación que se evidencia al haber sido el nuestro el único país invitado, por fuera de los miembros de esa organización, para participar en la XXIII Cumbre de líderes del Foro APEC, que se realizó la semana pasada en Filipinas.
El primer paso en esta dirección se dio hace 25 años, pero el proceso se quedó dormido durante varios lustros. En los años recientes un nuevo avance ocurrió desde el comienzo del primer gobierno de Santos, cuando impulsó al lado de México, Perú y Chile la creación de la Alianza del Pacífico (AP), con miras a una integración profunda que ya comenzó a moverse hacia hechos concretos.
Hoy Colombia es el único país de este grupo americano que no pertenece a la APEC, pero su presencia en el foro de líderes es, sin duda, un acontecimiento que servirá para que próximamente podamos ingresar a esa importante organización, que representa cerca del 56% de la economía mundial y el 40% de la población del planeta. De hecho, el propósito tiene que ser que la AP y la APEC también profundicen cada vez más sus relaciones y que el comercio mundial las tenga como referentes de fortaleza económica.
Es cierto que Colombia ha sabido sortear con éxito la crisis económica mundial, y que solo ahora cuando los precios del petróleo y de las materias primas, en general, se han ido a pique se han sentido repercusiones que han requerido la toma de decisiones adicionales que pretenden mantener la estabilidad. Pese a que la economía bajó su ritmo de crecimiento y a que hay variables que muestran diversos riesgos futuros, el nuestro sigue siendo un país atractivo para la inversión, por lo que muy seguramente los hechos seguirán avanzando hacia el ingreso de Colombia a la APEC, lo que abre nuevas oportunidades para intercambios comerciales favorables con 21 países asiáticos.
También fue importante que Santos recibiera un respaldo general de los dirigentes de esos países al proceso de paz que actualmente ejecuta con las Farc, con lo que sigue cosechando respaldos internacionales a las negociaciones y ganando más espacios de legitimidad para los acuerdos. Lo fundamental es que todos esos apoyos se conviertan en ayudas concretas a la hora de la implementación de los resultados de los diálogos, como una inversión en un componente de paz regional que influirá positivamente en la tranquilidad del mundo.
En ese sentido, también fueron clave las entrevistas de Santos con los presidentes de China, Rusia y Estados Unidos, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, organización que verificaría el cese el fuego bilateral que se dará entre el Gobierno y las Farc en los próximos meses. Además, con esto se amplían las posibilidades de que crezcan las inversiones en Colombia de esas potencias, una vez sea firmado el acuerdo para ponerle punto final al conflicto armado en el país.
Las ventajas futuras que tiene el Océano Pacífico para la sobrevivencia y prosperidad humana son enormes, y por eso Colombia tiene que aprovechar mejor la condición geográfica que, no solo está presentada en una importante porción de costa en dicho océano, sino en unas ricas aguas tropicales llenas de recursos para explotar de manera inteligente. Compartir esa enorme riqueza marina con las principales economías del mundo tiene que tener ventajas a las que aún no hemos sacado todo el jugo.
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