Las elecciones en Estados Unidos tienen incidencia mundial, de ahí que cobre tanto interés la carrera que arranca hoy en el pequeño estado de Iowa para la sucesión de Barack Obama, la cual se extenderá hasta el 8 de noviembre. Lo que empieza es la posibilidad de los partidos de escoger a los candidatos que irán hasta el final para buscar el favor de los electores y sumar el mayor número de colegiados electorales que permitan inclinar la balanza a favor de uno o de otro. El 21 de julio se conocerá quién será en definitiva el candidato del Partido Republicano y una semana después, el 28, quién será el designado por los demócratas. No obstante, en ese país bipartidista por excelencia también hay que tener en cuenta a los independientes que difícilmente ganarán, pero que podrán influir en la medida en que le quiten votos a los finalmente postulados.
Aunque en principio se ven muy fuertes Donald Trump, en el Partido Republicano, y Hillary Clinton, en el Demócrata, eso también ha pasado en otras ocasiones, con el mismo Obama, por ejemplo, que terminó siendo un fenómeno que ganó simpatías y contra las primeras encuestas, se impuso finalmente no solo en su partido, sino frente a los republicanos. Los procesos se deben cumplir para saber si lo que sucede en las encuestas se ve reflejado en las urnas. La carrera terminará en noviembre cuando se elige al próximo presidente de los Estados Unidos.
Como en todo debate político los ánimos se caldean. Basta recordar lo que en su momento se dijeron Hillary Clinton y Barack Obama durante la campaña que ganó el senador por Illinois, quien luego decidió llamar a su archirrival a trabajar con él. No obstante, el fenómeno de Donald Trump, quien se ampara en que no tiene oportunidad de ser políticamente correcto, sino que se ve obligado a hablar con franqueza, sigue poniendo un picante a la campaña que se desvía en las formas y hace énfasis en las banalidades que se dicen unos y otros, y se van perdiendo las ideas del país que se autoproclama el líder del mundo libre.
En un planeta convulsionado como en el que vivimos se requiere que en cada país se elija a los mejores y estos deben ser personas con la capacidad para decidir con responsabilidad, con cabeza fría frente a los grandes retos y no dando a las audiencias lo que ellas quieren escuchar, pues nada más peligroso hoy en día. Se requieren personas capaces de hacer frente a los grandes dilemas que plantean situaciones como el terrorismo, las armas nucleares, los conflictos ambientales, las migraciones, el mercado de armas, entre otros, varios de ellos sin resolver aún en Estados Unidos. Ojalá los electores de ese país tengan en cuenta los retos y las conquistas históricas, como también el riesgo de seguir siendo vistos como una potencia que privilegia sus intereses a los de la humanidad, ese es el verdadero liderazgo, el que a veces se olvida en busca de los votos.
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