Y llegan nuevamente los salvadores de la región y arman una gran pantomima para que, en el acostumbrado juego de vanidades, se promulgue un acuerdo que pretende salvar la cuenca del río Chinchiná.
En principio, todo suena muy bonito y halagador. ¡Por fin existe la voluntad para la conservación de esta cuenca y gracias a estos mesías tendremos un proyecto que la acoja como factor definitivo en nuestro desarrollo! Y entra la Chec como la líder de esta intención, aduciendo algo que ya habíamos tratado en este espacio: que "la Chec necesita una cuenca sostenible y está dispuesta a aportar con conocimiento y recursos".
¡Claro que la Chec necesita una cuenca sostenible! ¿Acaso no es de allí de donde se surte para producir la energía que nos devuelve a precio de oro? ¿Acaso no es en esa cuenca donde nace y se produce el elemento vital para su funcionamiento? ¿Acaso no es la misma cuenca que nuestros antepasados visionarios consideraron productiva para el nacimiento de la empresa? Repito: ¡claro que la necesita!
Y por ello no es que la Chec esté "dispuesta a aportar con conocimiento y recursos". Lo que está es obligada a aportar para el mantenimiento total de la cuenca y debería ser una exigencia legal, pues no parece justo que se sirva del agua que produce nuestro suelo, el sector público y privado realice ingentes esfuerzos para su conservación y, a lo último, haya que pagarle las tarifas más caras del mercado. Y porque no podemos olvidar que la Chec es la misma empresa que unos pocos irresponsables regalaron en oscuras negociaciones, y la entregaron para que terminara explotando nuestras necesidades.
Pero como es un imposible legal que el mantenimiento de la cuenca lo asuma en su totalidad la empresa, tenemos que profundizar un poco más en la realidad de esta intención gremial y revisar lo que nuestro municipio ha hecho e invertido hasta el momento. Según lo planteado en el convenio, parece que estuvieran partiendo de ceros y que la iniciativa no hubiera sido tema de anteriores administraciones municipales. También lo habíamos advertido: la administración Rojas quiere reducir a la mínima expresión lo que el municipio ha hecho en el tema ambiental. Y lo quiere reducir, no por desconocimiento ni ignorancia, sino porque no fue su iniciativa y entonces no puede ser viable.
Manizales lleva más de diez años investigando, estudiando, aportando e invirtiendo en este tema a través de Procuenca, entidad que ya no es de los afectos del Alcalde y está destinada a desaparecer. Y en tal virtud, se desconoce de tajo que del municipio han salido más de $29.000 millones para conocimiento, investigación y desarrollo de programas en la cuenca, con los cuales se logró vincular a 239 propietarios para la reforestación de cerca de cuatro mil hectáreas, con una inversión de $16.000 millones. Y ahora parece que no se hubiera hecho nada, y que los años de experiencia, estudios, aportes y dedicación hubieran desaparecido.
¡No señor! No podemos seguir cometiendo estas irresponsabilidades. Procuenca tiene la capacidad suficiente para continuar en el proceso de la conservación de nuestras cuencas y, curiosamente, fue la única entidad omitida en el convenio tan profusamente publicitado. ¿Qué tal? ¿Entonces tendremos que volver a pagar por unos estudios y proyectos que se encuentran totalmente documentados y listos para funcionar, porque al Alcalde no le gusta la entidad? ¿No podrá configurarse un nuevo detrimento patrimonial, producto de la soberbia y la vanidad?
Durante el tiempo que lleva Procuenca en funcionamiento, y gracias al acercamiento con los propietarios de vastos territorios, se logró generar una conciencia ambiental que llevó a que muchos de ellos reforestaran sus predios bajo la tutela y asesoría de la entidad, y se logró además generar optimismo y confianza para que se decidieran a invertir en cultivos de largo plazo que redundan en la conservación de nuestro entorno. ¿Y qué va a pasar ahora? ¿Cuáles son las nuevas condiciones? ¿Qué se puede esperar de un nuevo convenio que desconoce por completo el camino recorrido y amenaza con tirar por la borda los recursos invertidos?
Pero está bien: convengamos pues en que el esfuerzo de más de veintitrés entidades para el mantenimiento de la cuenca del río Chinchiná es de vital importancia. Pero ya existen unos estudios y proyectos planteados y una realidad totalmente detectada. ¿Para qué empezar de ceros? ¿De dónde la dificultad de aceptar que se ha hecho un gran trabajo en el tema ambiental y que existen iniciativas por desarrollar? ¿Por qué no más bien fortalecer a Procuenca?
Se debería empezar por retomar lo ya planteado y revaluarlo. Y se deberían involucrar en este esfuerzo a las entidades que se han dedicado con vocación y conocimiento a desarrollar el tema de la conservación de nuestras cuencas, pues son aportes que no se pueden perder. Ahí está Procuenca, sus documentos, sus experiencias, sus inversiones. No podemos dejar que se nos pierdan más nuestros esfuerzos por la irresponsabilidad de nuestros gobernantes. No podemos seguir retrocediendo. O, al menos, no impunemente.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015