Por estos días en que estamos viviendo un "veranillo" en un tiempo atípico, y bastante fuerte por demás, conviene tener claro que de la temporada de lluvias del primer semestre no nos salvamos. Temporada que por el cambio climático puede ser muy aguda. Para la muestra, todavía no salimos del asombro de haber visto en los noticieros las imágenes de lo severo que fue el pasado invierno en los Estados Unidos.
Una de las características del cambio climático son las temperaturas extremas. Para los países que tienen estaciones los inviernos y los veranos son más intensos y para aquellos países donde no se tienen estaciones las regiones cálidas, son más calientes y las que son lluviosas, llueve más; es decir, los fenómenos climáticos son más fuertes.
Nuestro país, que no tiene estaciones, actualmente está presentando en los sitios cálidos problemas complicados. La región del Casanare es una muestra. Prácticamente este departamento se ha convertido en un desierto. Las escenas muestran un panorama desolador, sobre todo en la vida animal.
La escasez de agua de ese departamento se debe no solo al cambio climático, sino también a una ausencia del gobierno, tanto nacional como local. Es absurdo que Yopal, la capital de este departamento, hace tres años haya tenido problemas con su acueducto y hasta el día de hoy no disponga de este servicio. Vale la pena destacar la paciencia de los yopaleños, porque nosotros con un problema de un poco más de 15 días llegamos al borde de la histeria. Otra ciudad que también está padeciendo los rigores de falta de agua y del verano es Santa Marta y también se presenta -la falta de agua-, por la desidia de los gobiernos locales y nacionales. Lo cierto es que en materia de dotar a la comunidad de agua potable el gobierno nacional -y no solo este- ha sido muy negligente.
La principal razón del cambio climático se da por el aumento desmesurado de la población mundial con todo el consumismo que está demandando. Siendo un poco irónico, a no ser que estalle una guerra mundial -que de pronto no está tan lejana y Dios nos libre de ella- y que diezme la población mundial, como ocurrió en la edad media con la peste negra, nos tocará convivir a todos con las dificultades que trae consigo esta sobrepoblación.
Manizales tampoco ha sido ajena a los problemas del cambio climático. Cada vez tenemos temporadas de lluvias que duran más y los aguaceros son más duros. La historia de la ciudad muestra que en muchas oportunidades las temporadas invernales la ciudad presenta problemas, ocasionando en muchos y dolorosos casos destrucción de viviendas, del patrimonio de las familias, e inclusive pérdidas de vidas humanas. Hay que reconocer que la ciudad ha estado muy juiciosa, especialmente en los últimos años, en prevenir y proteger a la comunidad para que las afectaciones sean las menores posibles. Hay planes de blindaje de sus servicios públicos y las laderas son objeto permanente de construcción de obras de contención y se tienen programas establecidos de monitoreo y control, para evitar que se presenten derrumbes, que si se llegan a dar, generen las menores dificultades posibles.
Uno de los programas que Manizales tiene establecido y que ha dado muy buenos frutos, especialmente para establecer alertas tempranas, es la instalación de 16 estaciones meteorológicas localizadas en el área urbana. Estaciones que miden en tiempo real las condiciones del tiempo y permiten tener un registro histórico de las lluvias que se han presentado. Este registro, por ejemplo, ha mostrado cómo el sector de Chipre presenta un régimen de lluvias que es el doble del que presenta La Enea.
Con la presencia de estas estaciones se han establecido unos indicadores según las lluvias que se presentan. Es así como del registro de los últimos 25 días, se pueden establecer alertas que pasan de color amarillo, a naranja, hasta llegar al rojo. Lo que permite tomar precauciones en los sectores donde se presentan niveles altos de lluvias.
Desde finales de febrero de este año, se iniciaron las lluvias correspondientes al primer semestre y se llegó a tener indicadores de alerta naranja en dos estaciones. Afortunadamente llegó el "veranillo" y los niveles bajaron. Era muy preocupante que en la tercera semana de marzo estuviéramos con esa intensidad de lluvias y faltaba que llegaran abril y mayo.
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