Disfrutas un despertar de consciencia si actúas con base en lo que necesitas hacer, no en lo que quieres hacer.
No siempre lo que quieres es lo que te lleva a la luz, pero es tan tentador como la fruta del paraíso.
A veces lo que quieres es lo que demandan los instintos o los vicios, no lo que te dice la voz del alma.
Cuando sigues solo lo que quieres, la vía es ancha y seductora, tal como la describió bien Jesucristo.
Por el contrario, siguiendo su misma metáfora, le senda del bien es una vía angosta, exigente e incómoda.
Examina ahora mismo tu caminar y pregúntate: ¿Este camino tan seductor y tan fácil si es el de la luz?
Sé inteligente y no dejes que las ganancias a corto plazo te impidan ver serios descalabros y dolor a largo plazo.
Ora con fe y dile a Dios: Gracias, Señor, me ayudas a conocer y a seguir tu voluntad, no a hacer solo lo que me gusta.
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