La clave no es luchar sino fluir. Si deseas estar en paz no ofrezcas resistencia, antes bien elige soltarte y fluir en el amor.
Lo logras si vibras con la energía divina del universo, si sintonizas con el universo y el poder de Dios.
Hay un propósito en la vida de cada ser e incluye gozos y desdichas, sombra y luz, llanto y sonrisas.
Elige entrar en tu interior, relájate y ora; deja el agite y cree que Dios vive en ti y te ama infinitamente.
Acéptate y acéptalo todo. Actúa con amor, y lo que debe suceder se dará cuando es, ni antes ni después.
Si vas más allá de lo aparente sabrás que el mundo sigue un plan en el que todo, incluido lo que llamas mal, está ordenado.
Como dice el texto de Desiderata: “Sea que te resulte claro o no, el mundo marcha como debiera”.
La dialéctica entre el “mal” y el “bien” es necesaria y tu reto no es juzgar ni resistirte, es fluir con amor.
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