Pocos dramaturgos impactan tanto como el irlandés Samuel Beckett, cuyas obras se repiten sin cesar en los escenarios.
En 1933 murió su padre, él necesitó apoyo sicológico y fue a una conferencia del gran siquiatra Carl Jung.
Versaba sobre el tema "mal nacidos", y los recuerdos de Beckett de su vida prenatal eran "una experiencia horrible".
Recordaba sentimientos de atrapamiento y sofoco dentro del seno materno. Eso se ve en obras suyas como Esperando a Godot.
En sus obras deja traslucir el dolor del nacimiento, de un parto difícil, y el inicio de una larga y accidentada odisea vital.
Además, como él nació exactamente en Viernes Santo y viernes 13, relacionaba eso con el sufrimiento y la muerte.
A veces la vida se muestra tan absurda como la espera de Godot, pero Beckett dejaba puertas a la esperanza y el humor.
Cree que en la vida todo tiene un sentido y lo hallas cuando amas, te amas y Dios es tu luz, tu paz y tu centro.
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