Muy merecido el premio otorgado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a Andiarios por su campaña "Todos somos Venezuela, sin libertad de prensa no hay democracia".

Se trató de un acto de solidaridad de los periódicos colombianos con algunos diarios venezolanos. Fue una donación de 72 toneladas de papel. Esta materia prima escasea en el hermano país y se ha convertido en signo del estrangulamiento por parte del régimen a los diarios alineados con la oposición o que sencillamente son críticos e independientes frente al gobierno de Maduro. El régimen venezolano ha impuesto múltiples restricciones en las autorizaciones de importación de papel y para el pago de compras en el extranjero. Por ello, la mano amiga y generosa de la prensa colombiana ha permitido que varios de los periódicos puedan subsistir en momentos de una profunda crisis política en Venezuela.

En efecto, la defensa de estos medios de comunicación es fundamental para mantener viva la libre expresión y con ella defender la democracia. Sin pluralismo, sin posibilidad de expresarse libremente simplemente la democracia desaparece, se diluye la libertad y los cimientos de la participación ciudadana se resienten fuertemente. Este punto es muy grave, pues con los controles que tienen los gobiernos de los espectros electromagnéticos, es fundamental que existan medios impresos libres. Pero, si a estos también se les limita la independencia, la democracia pasa a cuidados intensivos.

Varios de los países de corte socialista en América Latina han limitado severamente la libertad de prensa. Por ejemplo, Ecuador, Argentina y Venezuela han sido implacables y sencillamente han mutilado y cercenado la vitalidad de los medios de comunicación que no son afectos a los intereses de los gobiernos. Unos gobiernos han utilizado los expedientes de expedición de leyes restrictivas por legislativos arrodillados al régimen. Otros han utilizado la vía de las sanciones, multas y hasta cierres abusando de las facultades de inspección de vigilancia. Finalmente, otros han usado el control del aspecto económico y las materias primas para ahogar a los críticos. Han sido, pues, múltiples los esquemas de represión de la libertad de prensa, pero con un mismo propósito: acallar la crítica, sin importarles los costos que ello implica para la democracia. Los intereses del régimen respectivo se colocan por encima de la defensa de la participación democrática.

Decíamos que el premio a Andiarios es muy merecido, pues la realidad es que el Gobierno colombiano ha preferido mantener una coexistencia tranquila con el gobierno venezolano para evitar tensiones en las relaciones entre los países. Por ello, el país ha tenido que asumir un costo grande, pues se ha terminado, por omisión, cohonestando con muchas formas autoritarias del gobierno de Venezuela. Mientras que con la compaña de la empresa privada se ha dado un mensaje muy importante de solidaridad con la democracia del vecino país.