El secuestro del general Alzate cometido por los conocidos facineroso nos volvió a poner los pelos de punta. Las circunstancias como sucedieron los hechos son muy difíciles de explicar, y hasta que el propio general nos cuente los detalles de su presencia en estado de total indefensión en medio de uno de los más extensos territorios que han arrebatado las Farc a la soberanía nacional, estaremos llenos de inquietudes, porque después de una semana de sucedidos los hechos, ni el el alto gobierno, ni el mando de las Fuerzas Armadas, y creo que ni siquiera los jefes bandoleros en Cuba, saben a ciencia cierta lo que pasó.
Los interrogantes son muchos y las respuestas parecen lejanas. ¿Cómo puede un general del Ejército con toda la experiencia y el conocimiento que tiene de esta sucia guerra, pucharse ante una guerrilla que no dudaría en no dejar pasar el papayazo que se les estaba dando? Si los habitantes del poblado Las Mercedes dicen que no lo conocían a él ni a los extraños visitantes, ¿por qué la coincidencia que un grupo de bandidos lo estaba esperando un domingo a las tres de la tarde para secuestrarlo, sin producir un solo disparo? ¿Recibió el general alguna orden secreta que no podemos conocer? Y como estos, muchos más.
El revuelo que se ha formado alrededor de este tenebroso asunto ha puesto en vilo al Gobierno, comenzando por el presidente Santos, quien ha quedado prácticamente maniatado para tomar cualquier decisión, porque lo que haga va a tener opositores que le criticarán sus decisiones por erradas, y sus copartidarios van a aprovechar la crisis para exigirle más mermelada, a lo que los tiene acostumbrados, para apoyar las medidas que de todas maneras serán catalogadas como malas.
Hace poco reconocí el patriotismo y la claridad con que Humberto de la Calle está liderando las negociaciones en La Habana, sin imaginar el tiempo tan corto que pasaría entre ese optimismo y la absoluta falta de sindéresis y voluntad de paz que tienen unos individuos acostumbrados a expresarse con base en mentiras y crímenes.
El gobierno tiene que reconocer que le volvieron a hacer "la rabona" y que a menos de que ocurra un cambio muy pronto, las conversaciones de paz de Cuba, a las que con tanto ahínco se ha dedicado Santos, tristemente terminarán en otro Caguán, muy lejos de la situación de seguridad en la que nos dejó el doctor Uribe.
Mi tesis de que los guerrilleros están profundamente divididos se basa en el elemental hecho de que después de dos años de darse una vida de reyes, los principales cabecillas no van a estar dispuestos a romper con todo lo bueno que viven, y regresar a sufrir en las inhóspitas selvas de Colombia a darse bala con un Ejército que los tenía acorralados y al borde de la desaparición, hasta que por arte de birlibirloque y ayudados por el gobierno, volvieron a apertrecharse, a coger fuerza, y a revivir ante varios países del mundo que ahora los han vuelto a recibir como héroes, sin imaginarse los males que hacen a gente buena que solo anhela vivir en paz.
Ojalá nos alejemos del borde del abismo, y el gobierno rectifique los errores que ha venido cometiendo en el trato estratégico que les da a los bandoleros quienes, con base en la importancia que han retomado, nos están volviendo a poner contra la pared y a un paso del precipicio.
P.D.: Los solteros deberían pagar más impuestos que los casados, no es justo que algunos hombres sean más felices que otros.
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