Muchos son los informes y análisis que diferentes organizaciones desde la propia institucionalidad del Estado han publicado acerca de la baja calidad de la educación pública, paralelamente a los buenos y generosos comentarios, que en el mismo sentido, refieren de la educación privada. Deseo aprovechar este espacio para hacer algunas reflexiones que considero pertinentes y justas con la escuela pública, que tan mal librada sale de estos análisis que con miradas mediáticas, a corto plazo y descontextualizadas, llegan, incluso, a determinar su inviabilidad.
En el artículo anterior me referí al texto "separados y desiguales" publicado por la organización "Dejusticia"; allí se compendian un sinnúmero de investigaciones y estudios que en materia educativa se han hecho en Colombia, y en una de sus interesantes disertaciones plantean la valoración frente a los factores de éxito en el rendimiento académico de los estudiantes; claramente identifica tres niveles: El familiar, el escolar y el institucional; las causas asociadas al primer nivel con una ponderación del 70%, los factores asociados a la causa escolar con un 23% y las institucionales con un 7%.
Precisemos un poco cada una: en el primer nivel, el del entorno familiar, se ven aspectos como el estudio de los padres, el nivel de ingresos económicos, el número de hijos, el acceso al computador y a la conectividad y las condiciones de vivienda. En el nivel escolar se identifican la calidad de los docentes, el liderazgo del rector, la infraestructura escolar, el desarrollo curricular, los tiempos de estudio y, en general, la apuesta pedagógica institucional. En el tercer nivel se agrupan elementos relacionados con el ente territorial, la ubicación del municipio, sus condiciones socioeconómicas, la tasa de desempleo, condiciones de seguridad, recursos que recibe de la nación y el presupuesto para la educación.
Para efectos del análisis que me propongo, permítanme excluir el tercer nivel que podría, en gracia de discusión, presentar el mismo efecto en una escuela pública que en una privada, sin advertir que lo anterior no es totalmente cierto, pero solo por razones de comprensión ruego al lector esa dispensa.
En el paralelo de los dos primeros niveles y su impacto en la escuela pública y privada, debemos detenernos, aunque debo advertir que toda la educación es pública; la diferencia entre lo público y lo privado es la escuela, mas no la educación. El referido documento de "Dejusticia" pone en entredicho que la educación en una escuela privada sea mejor que en una pública, esto equivale a decir que comparados cada uno de los elementos del entorno escolar, las diferencias no son tan significativas como si solo se comparan los resultados finales.
Existen escuelas públicas que ofrecen a las comunidades unas propuestas pedagógicas muy generosas, de alto contenido humanístico, con mucha versatilidad didáctica, con desarrollos significativos en sus procesos cognoscitivos y, que en muchas ocasiones, no alcanzan a convertirse en logros importantes cuando de evaluaciones externas se trata; así como hay escuelas privadas muy buenas, existen otras muy delgadas en su oferta institucional, con poco atractivo en sus estructura pedagógica, con discutible calidad en la idoneidad de su personal docente e, incluso, con visibles carencias en su infraestructura y equipamiento, pero en cambio, sí alcanzan resultados satisfactorios en las pruebas externas. ¿Cuál es la razón para este supuesto contrasentido?, la respuesta la encontramos en los factores asociados al primer nivel: el entorno familiar.
Los estudiantes que ingresan a la escuela privada, en su gran mayoría y por lo general, lo hacen con una maleta bien cargada del equipaje que se logra en el nivel familiar, padres con buena formación académica, con buenos ingresos económicos, domicilios cómodos para la vivienda, pocos hijos, bibliotecas y áreas de estudio amplias en comodidad y tecnología. En cambio, ese entorno es bien desfavorable para el estudiante que ingresa a la escuela pública: bajo nivel académico de los padres, escasos ingresos económicos, hacinamiento en las viviendas, precarias condiciones de habitabilidad, elevado número de hijos, e incluso estados avanzados de desnutrición, es decir, una maleta empobrecida en la que se porta mucha desesperanza y un sinnúmero de cicatrices que ya la vida les ha marcado a pesar de su temprana edad.
Como si todo esto fuese poco, según la referida investigación, la calidad del equipaje del nivel familiar que porta el estudiante a la escuela tiene un efecto ponderado del 70% en la escala de los logros académicos, lo que quiere decir que la escuela pública asume la responsabilidad de educar a los hijos de Colombia en condiciones de alta vulnerabilidad y encaminarlos a competir, aparentemente en igualdad de condiciones, con un grupo de nacionales provenientes de entornos muy favorables y, en muchas ocasiones, privilegiados…
Como colofón, reflexionemos:
* ¿Las pruebas externas miden la calidad de la educación o el nivel del rendimiento académico?
* ¿Los resultados de las pruebas externas evidencian la mala calidad de la escuela pública?
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