El próximo 27 de octubre se lanza en la Universidad de Los Andes el libro "Punto de inflexión: decisiones que rescataron a Colombia", lecciones de la administración del presidente Andrés Pastrana Arango.

Se trata de una serie de ensayos en los diversos aspectos de las políticas públicas adelantadas durante el cuatrienio 1998-2002, escritos por los colaboradores más cercanos del presidente Pastrana, que tuvieron en sus manos las decisiones concretas sobre las importantes políticas que se pusieron en marcha durante aquel cuatrienio.

A menudo el juicio sobre la administración Pastrana Arango se simplifica en torno a la discusión sobre el proceso del Caguán. No es más que eso: una injusta simplificación. No solo porque el proceso de paz que se intentó en el Caguán tiene muchos aspectos defensables, sino porque lo que se hizo en aquel entonces trasciende a muchos otros ámbitos distintos del de las conversaciones de paz con la guerrilla.

Por eso la importancia de este libro, que permite tener una visión de conjunto sobre todo lo que sucedió y se hizo en el país, con la perspectiva serena que suministran 16 años de distancia.

Como ministro de Hacienda durante la primera mitad de la administración Pastrana Arango he escrito un capítulo para este libro, que quisiera resumir telegráficamente en esta nota, sobre lo que se hizo en el campo económico en aquel momento.

Primero que todo: la administración Pastrana sacó al país de una crisis monumental en que encontró sumida la economía.

En el campo internacional encontramos que la crisis financiera del sudeste asiático golpeó fuertemente a todas las economías de la región. El crédito estaba cerrado y el comercio postrado. En la misma semana en que se posesiona Andrés Pastrana, Rusia decretó la moratoria de pagos. Las tasas de interés andaban por las nubes (más del 50%) en virtud de una discutida política implantada por el Banco de la República denominada la "banda cambiaria", y que se defendía a punta de tasas de interés astronómicas. También hubo que afrontar una monumental crisis bancaria, lo mismo que departamentos y municipios al borde del colapso fiscal.

A todo aquel oscuro panorama le hicimos frente con determinación y coraje. Reabrimos el crédito externo gracias a un completo paquete financiero que se negoció con el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la CAF; bajamos, así tuviera que haber sido a "sombrerazos", las tasas de interés que asfixiaban el crecimiento; se eliminó exitosamente la franja cambiaria y se instauró la libre flotación que aún se aplica; se le hizo frente exitosamente a la crisis bancaria con múltiples medidas que salvaron los ahorros de más de quince millones de usuarios del sistema y la confianza pública en él, y se tramitaron leyes fundamentales que rescataron la viabilidad de departamentos y municipios.

Mención especial merece el manejo de la inflación. Desde 1999 logramos llevarla a un dígito, parámetro dentro del cual se ha mantenido el país desde entonces.

La dura recesión de 1999 que afectó a todos los países de la región -incluido Chile- se superó rápidamente y ya para el 2000 Colombia había recuperado la senda del crecimiento.

Ahora -con la perspectiva serena que proporciona este libro, escrito a más de tres lustros de distancia de cuando todos estos episodios se sucedieron- se puede apreciar en sus justas dimensiones la trascendencia que tuvo el gobierno de Andrés Pastrana.