Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
En la última columna planteaba un análisis positivo del Once Caldas partiendo de sus debilidades y exaltando su firmeza táctica, y al instante fiasco contra Alianza Petrolera en un juego donde reinó la inoperancia y la desesperanza.
Con un hombre más durante el 60% del partido, fue triste ver al equipo de Flabio Torres perder la punta de la tabla por su impotencia ofensiva, reflejando lo que siempre se dijo acerca de su conformación de nómina, sin delanteros explosivos. O con apenas uno o dos que si faltan se quema el fusible, y es el caso de José Izquierdo, y un poco Patricio Pérez, por lo que se convierten en intocables y principio de la gestión efectiva, particularmente el primero porque es quien marca diferencia.
"Sufra técnico por acomodado y conformista", manifestaron quienes conmigo seguían las incidencias del choque, y en parte asentí porque recordé que a Flabio se le hizo el reclamo cuando señaló que no necesitaba atacantes.
Craso error que podrá disculpar con las cifras, resultando insuficiente porque si bien el Once Caldas es un cuadro que anota no es goleador, y casi que esa labor está sujeta a las alegres maniobras del pereirano Izquierdo.
Lo curioso es que cuatro días después, y por la Copa Postobón que para mí es comida de segundo plato porque no tiene el grupo suficiente para afrontarla, goleó en Zipaquirá al Fortaleza de Alexis García, con un plantel de ‘pelaos’ en su mayoría.
No cambia el pensamiento, así muchos hagan cuentas alegres, y es en la Liga donde no se admiten distracciones, ni fallos en partidos ganables como el de Floridablanca, siendo necesario reforzar conceptos porque es cierto que ha habido suerte en el camino recorrido.
El triunfo amplio sobre un Medellín que merecía algo distinto, y los regalos del Cali en el empate del Palogrande, rivales que pusieron al blanco contra las cuerdas, exigen mayor concentración y trabajo en labores específicas.
Arriba por ejemplo, Romero y Arias deben comprometerse más, actúan como pivotes, y con tocar atrás o correr, porque ambos lo hacen, creen cumplir, cuando la verdad su función debe incluir además posicionamiento y decisión en zonas de remate.
Mejor Johan Arango, quien en ocasiones se nota displicente, pero con una confianza enorme sustentada en los goles de gran factura que ha convertido, y en el respaldo que le brindan sus compañeros y la tribuna.
Bonjour y Díaz como la canción ‘a veces sí, a veces no’ sin terminar de llenar, Murillo de comienzo esperanzador ha mermado, en el medio Harrison es el generador desde el primer sector sin un socio para el quite, y en creación largos vacíos.
Pero bueno, digamos que de la derrota ante los petroleros a la victoria de mitad de semana por la Copa Postobon el margen se acorta, se revive la ilusión, y es Millonarios, el que anda en la mala sin barranco que lo ataje, la presa para la jornada de ésta tarde.
Duro tajo para el técnico Lillo, quien ha cedido terreno frente a sus detractores sin ser el responsable directo porque igualmente tiene problemas de nómina, y nada de confiarse para el Once Caldas que podría asestar otro golpe de gracia.
P.D.: John Anderson Rodríguez, integrante del equipo colombiano de ciclismo que obtuvo medalla de oro en los Juegos Olímpicos de la Juventud, es otro caldense, como los 7 que tomaron parte de la vuelta a Colombia, lo que quiere decir que algo bueno se está haciendo en la región por este deporte que tiene a Agustín Moreno en la alta dirigencia nacional.
Hasta la próxima...
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