Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Santiago
Insistirá el Once Caldas con 4 extranjeros, confiando en que rendirán los que llegan, que Penco se sacuda y muestre algo distinto, y que Pérez sea funcional. Dura apuesta ante la realidad de un mercado complicado para los de afuera, demostrado en las estadísticas.
El venezolano Franklin Lucena tiene pasado con su selección, está mayorcito, y ojalá a sus 34 años se convierta en el volante tapón que tanta falta hace, siendo también central, con lo que, sumado al uruguayo Hernán Menosse, pone fuerte la retaguardia.
Lo de Daniel Hernández lo había comentado positivamente por sus virtudes futbolísticas, invitándolo a que asuma ese carácter de líder que necesita el Once Caldas en esa zona, porque calidad le sobra y las oportunidades van quedando atrás.
Llama la atención la pasividad en la búsqueda de un atacante con gol, que es prioritario, y que no parece preocupar al técnico, a quien se pudiera disculpar por su desconocimiento del medio, pero no a sus asistentes colombianos que supieron del drama.
Y lo que se suponía, César Arias marcando en los amistosos tratando de impresionar, y los otros metiendo la ficha para ganar acciones, a sabiendas de que el problema es de fondo, y que con los que se cuenta, difícilmente se resolverá el tema efectividad.
Que tampoco se llene de motivos el entrenador Javier Torrente con los amistosos que sirven poco, o quizá solo para sus movimientos y para tratar de poner el punto físico, porque las falencias están detectadas hace rato y alguien debió comentárselas.
Como no hay plaza entre los foráneos, ese atacante tendría que ser nacional, pero que lo busquen para no quedar cojos ni cortos, que es lo que se presume al conservar el mismo tendido que decepcionó el semestre anterior.
Un esfuerzo que vale la pena y que redundará en beneficios mayores, pues por encima de las críticas y cuestionamientos, las posiciones básicas estarían cubiertas, y la nómina como tal podría responder, sustentándola lógicamente en los aciertos desde el banco.
Lo del Torrente fue el albur que se jugaron los directivos, su éxito se medirá en el tiempo abriendo el normal compás de espera con buena vibra, para empezar a construir esta empresa que tiene cómo y con qué cobrar revancha del fracaso reciente.
Nada ganamos con destruir, desde esta columna seguimos advirtiendo un futuro halagüeño, las cosas no salen de la noche a la mañana, requieren de un proceso, y hay intención y confianza en los encargados de este Once Caldas para llegar a la élite.
Es decir, una vez más voy con el equipo, como lo hice al comenzar la temporada anual, sin eco por la cantidad de circunstancias adversas y por el mismo engaño de que fuimos víctimas cuando creímos que los refuerzos iban a dar algo más que el desprecio que mostraron.
Es el fútbol, y nada está garantizado, pero incluyendo un delantero más de probada eficacia se estaría más cerca de ese sueño de recuperar protagonismo, que en medio de todo fue lo que más dolió luego de ese caótico paso por el torneo.
Estas líneas fueron fue escritas en Viña del Mar, Chile, después de la eliminación de
Colombia en Copa América a manos del seleccionado argentino que hizo, aseguran los colegas de ese país, el mejor partido en la era de Gerardo ‘tata’ Martino.
Sin duda, justa clasificación gaucha ante un combinado nacional que quedó en deuda, tanto con sus goleadores que no anotaron en 4 juegos –el único fue del defensor Jeison Murillo– como con sus cracks, James Rodríguez y Falcao García, quienes no aparecieron.
Hasta la próxima...
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