Hablábamos de la peligrosidad de los osos en los bosques y reservas de Canadá. Durante mi estancia en las provincias de Alberta y British Columbia ocurrieron dos ataques de estos animales, ambos reseñados por la prensa. Al año son numerosos estos incidentes, alguno mortal, lo que no impide que los canadienses visiten los Parques Nacionales, las áreas naturales y que acampen en ellos. Caminando por las sendas señalizadas de montaña y en las que nunca faltan los amantes de la naturaleza, se oyen los tintineos de las campanillas que muchos turistas llevan colgando de los morrales. Es una de las precauciones que se pueden tomar porque dicen que a los osos les molesta ese ruido y se alejan al oírlo. El tintineo recuerda los cencerros que colocan a las reses y a las ovejas en Europa. Otros sostienen que esta precaución no sirve para nada. Se venden libros y en las oficinas de los Parques Nacionales regalan a los visitantes folletos que contienen instrucciones precisas que se deben tener en cuenta cuando ocurre un encuentro con uno de estos animales. Una de ellas recomienda cargar un spray para rociar la nariz del oso, lo cual lo ahuyenta. No faltan los que dicen que esto tampoco sirve. Una de las instrucciones dice que se debe gritar, sostener la mirada y no asustarse. Algunos dicen que si nada funciona la persona debe acostarse boca abajo y con las manos detrás de la cabeza y hacerse el muerto. En fin, son muchas las cosas que se aconsejan. Todos los manuales están de acuerdo en estas dos cosas: no subirse a los árboles y no correr. Los entendidos coinciden en que entre todas las instrucciones que se dan estas dos sí funcionan. Los osos trepan con mucha facilidad a los árboles. Y entre las dos, la única que todos los manuales escriben con mayúscula y además la subrayan es la segunda: no correr.
Cuando se va por las carreteras y autopistas de Canadá y se ve detenidos en la distancia un grupo de personas y de vehículos se sabe que se trata de un accidente de tránsito o que hay un avistamiento cercano de un animal. Esto último es lo más frecuente en estos casos. Y ello nos ocurrió en varias ocasiones con osos negros juveniles y con un macho adulto. Estaban entretenidos al borde de la carretera comiendo unas frutillas que aparecen en época de primavera-verano. Ni siquiera nos pararon bolas, como decimos familiarmente. Los funcionarios de los Parques Nacionales y la policía recorren constantemente las autopistas que existen dentro de los Parques Nacionales y advierten a los turistas que miran a los osos y les recomiendan alejarse. En las áreas donde hay mayor población de osos han colocado a ambos lados de la vía cercas metálicas para evitar que los animales invadan las carreteras. Solo en un caso un oso negro intentó atacarnos pero había una cerca de por medio. Avistamos un oso grizzly adulto, de gran tamaño y le hicimos fotos. El animal estaba a unos cien metros de distancia y se perdió metiéndose en un bosque y para ello primero tuvo que atravesar un río; lo vimos nadar con mucha soltura luchando contra la corriente que en ese punto era fuerte. El otro encuentro fue con una hembra grizzly corpulenta que se metió al bosque a unos 20 metros de la carretera y a la que seguían sus tres hermosas crías. Los encuentros más numerosos que tuvimos en las carreteras y a la vez los más cercanos ocurrieron con caribúes.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015