Algunos piensan que la felicidad está en el dinero, otros la buscan en el poder y varios la encuentran en el amor; también están los que creen que es una ‘imbecilidad’, como Antonio Caballero, cuando dice que Planeación Nacional está despilfarrando el dinero de la Nación midiendo la imbecilidad o la felicidad. Tal vez el señor Caballero esté equivocado y este no sea un asunto menor. Durante mucho tiempo se pensó y hay quienes aún lo creen, que para ser felices había que tener éxito (poder, dinero, reconocimiento) pero, cada vez se hace más evidente que quien no es feliz, no logra lo que quiere. Esta es la propuesta de David Cooperrider a través de la Indagación Apreciativa; la importancia de descubrir el núcleo positivo de las personas y las organizaciones, para abrir posibilidades y transformar la realidad. El núcleo positivo es esa semilla que da sentido a la vida, fortalece el corazón, impulsa al ser humano, lo hace feliz, le permite soñar, diseñar y construir un nuevo futuro. 
¿Qué es la felicidad? El psiquiatra, neuropsiquiatra, psicoanalista, investigador y etólogo francés, de origen ruso, Boris Cyrulnik, considerado uno de los padres de la resiliencia, dice que la felicidad es un trabajo artesanal que se teje cada día ‘es el placer de vivir lo cotidiano’. Tan sencillo pero tan complejo, porque al parecer, siguiendo con este lenguaje, se nos perdió o se nos enredó el hilo, se nos olvidó tejer y estamos dedicados a encontrarlo como sea, aunque hacerlo implique ‘acabar’ con quienes pensamos que se lo llevaron o lo escondieron; de manera que, la búsqueda de la felicidad personal se convierte en una guerra permanente contra todo el que se interponga en nuestro camino; lo que parece está sucediendo en Siria, en Estados Unidos y sin ir muy lejos, en Colombia. 
Para ‘reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar, como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las políticas de gobierno’, Naciones Unidas publicó por primera vez en 2012, un estudio de felicidad mundial. En el informe de 2016, Colombia ocupa el puesto 31 entre 157 países; los primeros lugares los tienen Dinamarca y Suecia, mientras que Siria y Burundi aparecen como los más ‘miserables’; el primer lugar en Latinoamérica es para Costa Rica, con el puesto 14 en el ranking mundial, seguido de Brasil (17), México (21), Chile (24), Panamá (25), Argentina (26) y Uruguay (29). El propósito de esta investigación es lograr sociedades más saludables y eficientes, a través de la medición y análisis de múltiples variables que incluyen encuestas a la población y datos, como el producto interno bruto per cápita, la esperanza de vida o la percepción de libertad para tomar decisiones vitales, entre otros aspectos. Otra medición reciente de felicidad es el Barómetro Global de Felicidad y Esperanza en la economía, el cual se realiza anualmente en 68 países y explora las expectativas, visión y creencias de 66.040 personas. En la última medición de 2016, Colombia conserva el índice de felicidad más alto del mundo, 85%; seguido por Fidji y Arabia Saudita (82 %), Azerbaiyán (81%), Vietnam (80%) y Argentina (79%). El 77% de los 1.000 colombianos, entrevistados en Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Bucaramanga, dice ser feliz, el 10% dice que no es feliz ni infeliz, el 2% afirma no serlo y el 1% no sabe o no responde. 
Para continuar acercando el proceso Estoy con Manizales a los ciudadanos, se hizo una votación, en redes sociales, sobre tres temas de conversación: ¿Estamos preparados para el perdón? ¿Es Manizales un territorio amable con los niños? y ¿Es Manizales un territorio en el que se puede ser feliz? La felicidad obtuvo el primer lugar y su opinión es valiosa; lo invitamos a compartir con nosotros y plantear sus inquietudes alrededor de este tema, mañana a las 5:00 p.m., en la plazoleta de la Facultad de Arquitectura en el Cable. Es muy probable que la felicidad sí tenga que ver con usted y con cada uno de nosotros para tejer juntos este territorio amable.