El Teatro Fundadores es una sala que induce a los que tienen el placer de actuar en él, a grandes logros. He sido por años feliz beneficiario y testigo de esto. Si este teatro fue el motivo de la disolución del Departamento de Caldas, pues nos queda siquiera esa satisfacción.
Le correspondió, ante un teatro atestado, el pasado 17 mostrar su trabajo a Julián Bueno y sus Danzas del Ingrumá. Sentí satisfacción que al fin este enclenque sistema político, del cual depende lastimosamente la cultura en nuestro país, pusiera los ojos y los dineros de nuestros impuestos, en esta labor que busca su igual.
No solo por su currículo, este grupo de danzas sobresale, sino también por el trabajo que hay detrás de él. Es este grupo el más “científico” ya que cada danza se basa en una investigación usando todo tipo de bibliografía o el método preferido por su creador y director Julián Bueno: trabajo de campo en las comunidades, y aunque es el grupo menos “académico” de todos, sabe Julián captar ese instante creativo sin tratar de convertirlo en un axioma inflexible. Sus danzas son vivas a pesar de ser parte de una historia más que centenaria.
No trabaja Julián Bueno con disfraces y maquillajes, sino basado en la tradición viste a su grupo documentando una honestidad que le dan un cariz muy especial a nuestro folclor ya que no deja tocar lo autóctono. El repertorio puesto en escena por las Danzas del Ingrumá era todo extraído de Caldas, casi como una muestra pedagógica para mostrar que el pasado está vivo y que las Danzas del Ingrumá, en nombre de todos nosotros, son un eslabón de esa larga cadena. A pesar de la iluminación calvinista era un deleite ver estrenar este grupo, en cada salida, un vestuario nuevo y bellamente elaborado.
Sayas, faldones, mantas y enaguas transmitían color a los movimientos perfectamente ejecutados ajenos a todo efecto acrobático, recurso puesto en práctica por tantos otros grupos. Los diferentes tipos de sombreros, ponchos y ruanas hablaban del amor y gusto para aperar esta presentación. Los músicos de la estudiantina que animaba las danzas con sus notas daban la impresión de ser sumos sacerdotes vigilando un acto sacro y con sus manos campesinas les sacaban bellos tonos a esos tiples y bandolas como si estuvieran desgranando maíz nutricio. Es Julián Bueno un hombre generoso y profundamente enamorado de su región y de la gente que la habita. Amante insaciable observa y disfruta de integralmente todo lo que sucede allende del Río Cauca. A él el paisaje lo inspira, la articulación de las diferentes etnias lo asombran y su historia lo llena de curiosidad. Y como artista su alma tiene que reaccionar ante tantos impulsos y esta reacciona bailando.
Envidio a Julián porque yo como historiador percibo el pasado por medio de un documento antiguo, un objeto precolombino o una edificación y de mano de estos objetos viejos trato de recrear un pasado. En cambio Julián tiene una mirada mucho más libre, ya que recrea, no las fechas y los sitios del historiador, sino se dedica a captar la vida misma de ese pasado. A mí me guía y limita la razón en cambio él juega, baila y canta viviendo la misma historia que yo busco en los libros. Sus danzas son un paseo por el pasado que girando como los faldones de las bailarinas se explaya ante nuestros maravillados ojos.
Me encanta el Caldas de este riosuceño donde indios, negros, maizeros y europeos aportaron a una identidad difícil de estandarizar. Lo que vimos en el Teatro Fundadores no fue un show folclórico en el cual los danzarines se desplazan por todo el mapa del país repitiendo con sus danzas unos clichés que resaltan usualmente la parte erótica de nuestro folclor. A lo que asistimos esa noche fue un ritual durante el cual se le obliga a esta sociedad tecnificada y globalizada hincarse ante lo ancestral. ¡Qué mejor albacea para ese patrimonio que Julián Bueno!
Salí del teatro con un sentimiento patrio hinchado, sentí que Caldas, a pesar de haber tenido cuatro gobernadores en casi dos años, así como lo presentó Julián Bueno, un hombre apasionado, mi departamento tiene mucha fuerza interior.
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