Escribe un colega en un medio local: "Dicen que Caldas está tan mal, que hace por lo menos cuatro años no tiene con qué mandar una reina a Cartagena. Y así ¿cómo quieren promocionar el turismo del paisaje cultural cafetero y los productos de la Industria Licorera para que, por lo menos, se recupere?".
Pregunta retórica. Podemos jugar a lo mismo. Vamos: ¿no hemos visto y escuchado mejor publicidad de la Licorera que la que pueda tener como eje a una reina, y la empresa sigue su declive? ¿De verdad una reina lograría, "al menos", recuperar la empresa que aparentemente nadie tiene claro cómo levantar?
Sobre el Paisaje Cultural Cafetero (PCC): ¿no es preferible, como ya lo planteó la también columnista de este diario María Carolina Giraldo, forjar una institucionalidad fuerte a partir de las recomendaciones técnicas dadas? Y si las reinas han de servir de algo para esto, ¿qué hacen al respecto la que escogen para la Feria de Manizales y la internacional del Café elegida cada enero? ¿Será que las coronadas el año entrante, o aquella que propone el columnista, serán garantía para potenciar los 101 millones de pesos que la Gobernación propuso en su Proyecto de Presupuesto 2015 para invertir en el PCC, entre recursos propios (20 millones) y de la Nación (81 millones)? ¿Saben los lectores que 101 millones son muy poco al compararlos con los cerca de 600 millones que, de acuerdo con cálculos del diario económico Portafolio, debe invertir quien quiera representar a un departamento en el Reinado Nacional de Belleza? Y esto lo pregunto -lo digo- a sabiendas de que la Gobernación no aportaría todo ese platal en caso de enviar a una representante.
En fin, si de promover el turismo y salvar la Licorera se trata, loable trabajo, ¿está claro el cálculo costo-beneficio de invertir recursos públicos en una reina? ¿Estamos seguros de que con la corona encima piensan más en su tierra que en ellas mismas? ¿Sabemos -está escrito, registrado en alguna parte, podemos ver- qué lograron para el departamento las reinas que desfilaron en su nombre (¿en el nuestro?) años atrás con el auspicio de la Gobernación?
Pero, más allá de las consideraciones sobre el erario, ¿realmente "Caldas está tan mal" si le falta plata para patrocinar a una soberana? ¿Esa escasez, más bien, no le da una oportunidad para ausentarse de un espacio que ha pasado de ser, per se, machista, a servir, por obra y gracia de la explosión de medios, redes sociales y opiniones, más para burlarse de sus participantes que para, simplemente, satisfacer esa nuestra natural necesidad de ligereza? ¿Tendremos la esperanza de que en futuras épocas de vacas gordas la decisión se mantenga, fundamentada en que este asunto trasciende lo meramente económico?
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