Hoy miércoles de ceniza se inicia la Cuaresma, vale decir un especial tiempo que nos invita a un cambio, una mejora, una conversión, una superación, unos pasos por encima de la medianía hacia la perfección.
Es indiscutible que todos encontramos en la existencia retos e invitaciones que a veces no queremos dar, aceptar, asumir; tenemos a veces ataduras fuertes a personas, modos de ser o pensar y tendencias que parecen dominarnos, que nos frenan o enceguecen.
La experiencia nos dice que existen asuntos que nos desvían del recto camino, estorban nuestro avance, esclavizan el pensamiento, el deseo y la actitud.
Sabemos que por ejemplo en las redes sociales de comunicación todo no es conveniente, que hay lazos que engañan, amarran, mienten y desvían; la experiencia está mostrando que por no cuidar el uso de las redes sociales resultamos enredados, calumniados o bien inmersos en aventuras y hechos nada agradables ni positivos.
Sabemos que el ser humano puede ser atacado mortalmente por ideas, vicios, costumbres y personas que nos dañan la vida; que lo diga si dudamos aquellos que por venganzas o deseos mal controlados son desfigurados por el ácido o pierden la razón en un instante de ira o libación abusiva de licor o cualquier droga.
Así como en la Biblia el mal se simboliza en enfermedades como en la época de Jesús la lepra, se me ocurre que bien podemos comparar hoy la tarea de mantenernos limpios y sanos con la presencia en el mundo del pequeño pero feroz y peligroso mosco "zika" que ya ha sembrado pánico en la humanidad aún en medio del mundo científico que aún no encuentra manera concreta de alejarlo o vencer sus consecuencias.
Podemos insinuar que hay un "zika cuaresmal", un peligro, un defecto, un mal que nos desvía, nos puede atacar y hacernos caer en equivocaciones unas veces pasajeras (una pelea, un brote de ira, una palabra ofensiva o burlesca) y otras permanentes o de largo alcance (un vicio, un odio, una venganza, una mentira o doble vida).
Es verdad: si estamos ante el peligro real del zika con su picadura fatal, existe también la llamada "tentación" que nos puede precipitar en hechos no deseados o de pésimas consecuencias.
La Cuaresma es tiempo de purificación de la mente y el corazón, de conversión o avance hacia lo mejor; cuarenta días para un examen sincero, una confesión límpida y conversión feliz.
No deje que "el zika cuaresmal" hiera su existencia: este año de la Misericordia, volvamos a quien nos ama con amor eterno: Dios.
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