No soy nadie indicado para hablar del invierno o verano, del cambio climático y qué ocasiona todo este visible cambio llamado Fenómeno de El Niño; me pregunto es sobre otro fenómeno más preocupante aun porque toca a nuestros queridos infantes.
Qué está pasando en el mundo que cada día aumentan los actos violentos, irrespetuosos, dañinos y humillantes contra nuestros niños; ya no se puede descuidar a un infante porque peligra ser secuestrado, robado, violado y hasta matado.
En todos los continentes nuestros niños sufren: por el hambre, por la guerra, por sucios negocios oscuros y ofensivos, por abandono de sus padres, por violencia de sus familiares que hace que solo en Colombia se conozcan tres casos de golpizas y quemaduras inmisericordes contra niños indefensos, en una semana.
Algo está sucediendo en la mentalidad de nuestra cultura que nos está deslizando hacia el irrespeto a la niñez; qué ha pasado para que en cuarenta años se hubiese pasado de un transitar juguetón por las calles del barrio y del pueblo sin peligro alguno, de estar en la casa, en la escuela, en el deporte y hasta en la Iglesia sin señal de alarma contra la inocencia y la vida?
Qué paseos aquellos con los chicos de la escuela, el barrio o la Parroquia en los cuales casi que lo único lamentable era un golpe no grave, una irritación por exceso de dulces, una embuchada por tragar agua del río o una caída en medio de las jugadas de escondite, policías y ladrones, pañuelo robado y otras delicias; se volvía a casa sanos y salvos, contentos y más amigos.
Hoy para cualquier salida hay que tener todos los cuidados de vigilancia, si un alumno se demora más de cinco minutos sin aparecer en el grupo se siembra pánico, en los juegos hay que estar atentos porque ya entre ellos mismos la violencia aparece y hasta heridas resultan; ni qué decir del cuidado hacia aquel que está solo, aislado porque fácil se queja del bulling y burlas humillantes.
El sádico que espera, el violador que acosa, el secuestrador o roba niños para negocios horrendos: ¿qué ha sucedido en la conciencia del mundo, del hombre de hoy o la ha perdido?
No se puede negar que hay que iluminar, prevenir e ilustrar a los niños sobre su vida sexual afectiva, total pero no de la manera como lo hizo aquella buena pero ignorante señora que para ilustrar su grupo solo supo llevarle condones “para que vayan aprendiendo eso del sexo”; terminaron igual de ignorantes y tirándose bombas de agua.
El hecho es real y preocupante pero no es cuestión de decretos: es cosa de familia, hogar, colegio, deporte, lúdica, arte y mucho amor; la Iglesia podrá aportar mucho en el futuro; es cuestión de amor y unión.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015