El gobierno nacional está atrasado en la regulación de la prestación del servicio de transporte público de pasajeros. Los mototaxis, que son una realidad, funcionan como ilegales con todos los riesgos y peligros que tienen los motociclistas, quienes más accidentes de tránsito generan en el país. Tampoco ha podido regular el servicio de Uber, también ilegal y que compite abiertamente con los taxis.
Uber está operando en las cuatro principales ciudades del país; sin embargo, en la Semana Santa pasada el servicio se extendió a doce ciudades. No tengo ninguna duda que en pocos días tendremos Uber en Manizales.
El negocio de los taxis es complicado; además del sistema de pago a los conductores a quienes prácticamente se les alquila el vehículo, se tienen los denominados cupos, que es un valor adicional del carro y que dependiendo de la ciudad puede costar hasta $100 millones. Con la entrada de Uber a competir con los taxis el valor del cupo está bajando. Otros problemas que se presentan es que hay muchas personas o empresas que son propietarias de un alto número de taxis y que las empresas que afilian a los carros son muy poderosas, porque pueden fácilmente presionar al Gobierno por la alta capacidad de movilización de sus afiliados y de sus empleados.
Coger un taxi en determinadas horas del día en Manizales es prácticamente imposible, y en Bogotá es aún más complicado. La prestación del servicio en esa ciudad en muchas oportunidades depende de la dirección en que vaya el conductor. Los usuarios de taxi en Bogotá sienten temor de que les hagan “el paseo millonario” y se quejan también del mal estado en que se encuentran muchos de los vehículos.
La plataforma de Uber es tecnología de punta. La solicitud del servicio se hace por medio del celular, con una aplicación muy amigable mediante la cual se pide el carro y se informa el destino de la carrera. La carrera se paga con tarjeta de crédito –previamente inscrita- por lo que al conductor no se le da un peso. Al bajarse del carro le reportan al usuario, vía mensaje de texto, el valor de la carrera y le informan el recorrido que hizo, lo que sirve inclusive para revisar si el conductor hizo el correcto, porque de lo contrario puede hacer el respectivo reclamo. Al conductor del vehículo –que normalmente es el mismo propietario- se le paga un porcentaje del servicio.
Aunque algunas empresas de taxis también tienen el sistema de la solicitud del servicio por medio del celular, no disponen de una tecnología tan avanzada como la de Uber. Mientras el Ministerio de Transporte trata de establecer una regulación para las empresas que tienen este sistema tecnológico, los propietarios de los taxis, e inclusive los mismos conductores, han estado protestando por la presencia de este servicio. Protestas que han bloqueado a Bogotá en varias oportunidades, como sucedió recientemente.
Los vehículos Uber son de modelos relativamente recientes y más cómodos que la mayoría de los taxis. Todo esto ha traído consigo una gran aceptación por parte de la comunidad. Lo único complicado es que el servicio no está regulado, por lo que en muchas oportunidades el pasajero se tiene que sentar al lado del conductor y fingir que es familiar o muy amigo suyo, debido a que está expuesto a que en un retén de la policía lo bajen del carro o que tenga un ataque agresivo por parte de los conductores de los taxis.
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