En días pasados iba para mi oficina y una señora que conozco me saludó y preguntó que no sabía si votar Sí o No por la paz. Que como así que esa gente (la “far” como le dice Uribe) no pagaría cárcel. Yo simplemente le pregunté que si ella era cristiana (concepto que obviamente incluye a los católicos) a lo cual me respondió que sí. Entonces le dije que ese argumento era más que suficiente para votar por el sí, pues la Biblia es absolutamente extensa en proclamar que los seres humanos deben vivir en paz.
Las reflexiones frente al tema Gobierno - Farc, han sido jurídicas, políticas, militares y sociales. Sí me extrañó que no se hubiera hecho una reflexión cristiana del tema, pues se supone, que las iglesias y las religiones desean que sus fieles hagan y practiquen lo que se lee y dice desde un altar por un sacerdote, líder o pastor. Por eso, con los votos de los cristianos es más que suficiente para aprobar el plebiscito, salvo los que solo votan por Dios como los Testigos de Jehová.
En efecto, como lo dijera la revista Dinero en su edición del 24 de abril de 2013, en Colombia hay más iglesias que colegios, y el Ministerio del Interior reporta más de 3.600 iglesias reconocidas, donde casi todas basan sus criterios espirituales en la Biblia. Por eso es común que en altares, iglesias, retiros, convivencias, puertas, púlpitos, emisoras y parlantes se reciten pasajes, incluso de memoria, como estos: Mateo 18: 21, 22: “Entonces Pedro se acercó con esta pregunta: Señor ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas de mi hermano? ¿hasta siete veces? Jesús le contestó: no te digo siete, sino setenta y siete veces”; 2 Corintios 13:11: “Por lo demás, hermanos, alegraos, perfeccionaos, exhortaos, tened un mismo sentir, vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz será con vosotros”; y Romanos 12:18: “A ser posible y cuanto de vosotros depende, tened paz con todos”.
Con un país mayoritariamente cristiano, lo lógico es esperar una reacción coherente entre los asuntos de la fe y los hechos de las personas que llevan la Biblia como estandarte de vida. En recientes encuestas se informa, que muchos de estos colombianos votarían por el no, lo cual explicaría, que se volvieron ateos o eso de que son buenos cristianos o católicos es puro cuento; tamaña contradicción. En todo caso, les espera una rendición de cuentas, por este
desobedecimiento, y en el caso de los católicos, les aguarda una muy calurosa estadía en el purgatorio.
Pero aún hay tiempo para redimir las penas, reencontrar el camino de la salvación y de la búsqueda del perdón; el plazo se vence el día de las votaciones. Pero Pastrana y Uribe parecen haber olvidado que la soberbia es considerado el más grave de los pecados capitales y la seguidilla de pecados veniales, por desatender las leyes de Dios, también estarán al orden del día y la cuenta será grande. Pero la tranquilidad por estos hechos vendrá con el
perdón y el arrepentimiento, pues como se ha enseñado, el que peca y reza empata. Lo que llama la atención es que en el rito de la misa Católica, uno de los actos de mayor interacción de los feligreses es precisamente el “saludo de la paz”, el cual merece ser revisado de fondo, pues tal parece que no está cumpliendo su propósito catequístico y más parece un saludo protocolario de picos y abrazos entre amigos y parientes, donde el madrazo al enemigo se seguirá guardando profundamente. La paz sea contigo.
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