Fanny Bernal * fannybernalorozco@hotmail.com
Tantas cosas suceden en este país en una semana, hechos que indignan, que conmueven, que asombran, que exasperan. No es fácil sustraerse de tantas palabras expresadas y tanto resentimiento circulando. Dicen los historiadores que Colombia lleva 60 años de guerra, eso quiere decir que muchos hombres y mujeres no han conocido al país en paz y los que ya han muerto, no pudieron abrir un periódico, leer o escuchar noticias, sin que estuviera el horror en primera plana.
Por ello es importante resistirse a que hayan más seres humanos asesinados, a que el secuestro siga como expresión de indignidad y terror, a que la lista de desaparecidos aumente y nadie de razón de ellos, a que cada día hayan más familias que reclaman las tierras que otros con inmenso poder y sin escrúpulos les arrebatan, a que el campo sea bombardeado, a las minas antipersonal, a las mentiras, a las manipulaciones, a que haya más dolor y lágrimas por la violencia.
Según la Biblia, Jesús dijo: “Amaos los unos a los otros”, pero en Colombia, parece que esta frase se cambió por: “odiaos los unos a los otros”. Vivir en un país en paz, es resistirse al odio, al deseo de venganza, a no querer vivir bajo amenaza, a no tomar el veneno que riegan tantas mentes enfermas.
En el año 2014, el Papa Francisco, en una oración por la Paz en Israel, dijo: “Para conseguir la Paz, se necesita valor, mucho más que para hacer la guerra. Se necesita valor para decir si al encuentro y no al enfrentamiento; si al dialogo y no a la violencia, si a la negociación y no a la hostilidad, si al respeto de los pactos y no a las provocaciones”
En virtud de lo anterior, es necesario asumir la resistencia ante las provocaciones y las insinuaciones, darse cuenta de la responsabilidad que cada uno tiene con el país, con la paz, con la salud mental y emocional. Es urgente aprender a escuchar, analizar y reflexionar y a hacer uso de la inteligencia emocional, como una herramienta clave para blindarse ante el resentimiento y el odio.
Mahatma Gandhi afirmó: “La persona que no está en paz consigo misma, será una persona en guerra con el mundo entero”. Y es que se vive en guerra, cuando las palabras que se expresan son el fruto de la envidia, los celos, el ansia de poder y los egos enfermizos.
Persistir, es entonces el otro asunto perentorio para que haya la ilusión de ver crecer a los hijos en medio de la paz y la tranquilidad, para recobrar la confianza en que se puede vivir en escenarios donde la convivencia se base en el respeto, la conciliación y los diálogos permanentes. Persistir es, además, humanizarse frente al dolor de los otros compasivamente.
Los colombianos tenemos derecho a rebajar el miedo, a fomentar el respeto y a cultivar la esperanza.
* Psicóloga - Docente Universidad de Manizales.
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