Esteban Jaramillo
LA PATRIA | Manizales
El Once Caldas se ve como un equipo roto por los resultados, por los números que lo afligen, por la desconfianza ante el gol y por la ausencia de variantes para recomponer el desarrollo del juego.
El recaudo obtenido no es consecuente con la percepción de los aficionados, que vieron la perspectiva de una clasificación a copa, aunque poco creyeron en la posibilidad de un título, por la blandura y estrechez de la nómina.
Hay quienes afirman que a lo largo del año se hizo mucho. La improductividad frente a la portería causa alarma de tiempo atrás, con estadísticas que no permiten justificaciones. Los baches de rendimiento pasan por la falta de calidad de algunos jugadores y el descontrol emocional de otros, expulsados con reiteración.
Lo de Camilo Pérez merece una revisión. Expulsión en Ibagué por injuria al árbitro el 31 de agosto, destrucción de la puerta del camerino en Barranquilla ante Junior, y salida tempestuosa cuando el Once Caldas veía posibilidades claras de triunfo ante Santa Fe.
Quien así se comporta crea más daños que beneficios. Sensaciones extrañas producía, además, ver en el campo de calentamiento a los extranjeros del club que llegaron como soluciones y terminaron como relevos sin lujo.
Cinco años sin ganarle a Santa Fe en esta plaza, tres puntos de 21, cinco fechas sin triunfo, cuatro derrotas en línea y solo dos goles en siete juegos, son saldos que sacan de quicio.
El Once Caldas nunca presumió de favorito para este cierre porque ni vistoso ni práctico es su fútbol. El atasco llegó con el descontrol atacante y la confusión creativa de las zonas medulares. Queda claro que jugar bien por ratos no basta. Tensos, nerviosos y agitados se vieron los hinchas el miércoles, porque más allá de que el equipo tuvo pasajes de buen rendimiento, hechos relevantes son la caída y la falta de garantías para igualar en la tabla a Junior, lo que daría pasaporte internacional. Se ve que la afición apoya, pero también exige.
Nota al margen: El penalti detenido por Juan Carlos Henao a Ómar Pérez, trajo consigo los mejores recuerdos del Once Caldas cuando fue campeón de Copa. ¡Qué tiempos aquellos!
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Cinco años sin ganarle a Santa Fe en esta plaza, tres puntos de 21, cinco fechas sin triunfo, cuatro derrotas en línea y solo dos goles en siete juegos, son saldos que sacan de quicio.
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