El 2 de octubre a las 7 p.m. se supo que el No había ganado el plebiscito, la consecuencia de ese rechazo es clara y contundente: Los colombianos no aprobaron (apoyaron) el acuerdo final para la terminación del conflicto (con las Farc). Sin embargo esa misma noche el presidente de la República con el mantenimiento del cese al fuego bilateral y definitivo, voceros del no con su disposición a dialogar y las Farc manteniendo también el alto al fuego, abrieron las puertas para un gran acuerdo nacional para salvar el proceso, pues, como lo dijo el presidente Santos tanto los del Sí como los del No queremos la paz.
Unos días después, el acuerdo nacional no parece tan claro. En efecto, para una parte, quizás la más importante en las conversaciones, el gobierno (y sus voceros políticos), se impone darle celeridad a las decisiones y además no se trata de lograr unos nuevos acuerdos sino de ver qué, de lo propuesto, se puede ajustar y qué, se puede mejorar o corregir.
Asunto delicado el de imponer términos. Los acuerdos eran cosa de meses y duraron cuatro años (6 si se agregan los diálogos preliminares) y lograr un Acuerdo Nacional no puede ser cosa de semanas o como mucho, según un ministro, hasta el fin de año. Cuando se ponen esas barreras se olvida que el pueblo no refrendó los acuerdos. ¿Si ahora el comandante en jefe de las Farc Rodrigo Londoño Timochenko, señala que no aceptan modificación de lo firmado sobre la justicia transicional y participación política. ¿Debemos doblegarnos y entender que en el acuerdo nacional deberán incluirse necesariamente tales puntos sin modificación alguna? Admitir tal postura es deducir que los acuerdos puestos a consideración siguen vigentes no obstante la voluntad mayoritaria de los colombianos.
Presentar como acuerdo nacional el texto del acuerdo final no aprobado en las votaciones del 2 de octubre con maquillajes o pequeños ajustes es desconocer el resultado del plebiscito que, a mi juicio, fue negado, entre otros muchos asuntos, por la inclusión de los puntos que ahora el jefe de las Farc declara inamovibles. (Todas las encuestas señalan, con un índice del 80 y 70%, que los colombianos quieren que los miembros de las Farc que han cometido delitos de lesa humanidad paguen pena de reclusión y no puedan ir al Congreso, al menos no antes de purgar la pena).
Si llegamos a un acuerdo puntual sobre los demás asuntos ¿Qué hacer con los que no? ¿Por qué no revivir el referendo para estos asuntos que no logran aceptación previa en las mesas de diálogo? Lo que no puede ocurrir es que, con el acuerdo nacional, o con otra fórmula cualquiera se le haga conejo al pueblo que votó en contra de los acuerdos suscritos por el gobierno y las Farc.
El asunto es el siguiente 1. El presidente Santos fue convencido que para refrendar los acuerdos era mejor un plebiscito que un referendo, pues con aquel bastaba un solo sí para darlos por refrendados. Supongo le dijeron así mismo que con el no quedaban negados. 2. El pueblo entonces, no aprobó los acuerdos suscritos por el gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc y como consecuencia, no tienen valor político, ni jurídico. 3. Frente al impasse, para no perder lo trabajado -algunos de los puntos no fueron atacados por los partidarios del No y son visiblemente queridos por los colombianos - desmovilización y dejación de las armas- amnistía para los guerrilleros que no cometieron delitos de lesa humanidad por ejemplo - procede un gran acuerdo nacional. 4. Habrá asuntos que se puedan ajustar o reescribir, pero habrá también otros, puntualmente los señalados, en donde el acuerdo no será posible porque el gobierno o las Farc no admiten cambio - porque a su juicio son inamovibles - o el cambio propuesto no se acepte por los del No. Recuérdese de nuevo que el acuerdo final propuesto en el plebiscito fue negado. 5.Para salvar el acuerdo nacional y darle una nueva oportunidad a los acuerdos con las Farc bien valdría intentar un referendo sobre esos puntos.
Así a pecho descubierto, de frente, le preguntamos de nuevo a los colombianos si aceptan que los integrantes de las Farc que cometieron delitos de lesa humanidad no paguen pena de reclusión y, si aceptan que sin pagar pena puedan ir al Congreso. Con umbrales bajos, se entiendan incluidos en el acuerdo nacional si gana el sí o que no se incluyan si gana el no. O será que ahora, no vale consultar la opinión mayoritaria del pueblo.
Coletilla. Si se persiste en los inamovibles y los miembros de las Farc que cometieron delitos de lesa humanidad no pagan pena de reclusión y son designados (a dedo) congresistas, si después, un niño o un soldado que trabaja en el desminado muere por efecto de una mina quiebra patas. ¿No habrá delito, nadie es responsable o lo es un padre de la patria?
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