Un contralor transparente
Señor Director:
La elección del doctor Edgardo Maya Villazón, digno representante de la Costa Atlántica y del Partido Liberal, fue elegido el pasado mes de agosto como Contralor General de la República, no propiamente por imposiciones dictatoriales del señor Presidente de la República, como lo manifestó en el Diario “LA PATRIA”, el asiduo columnista Jaime Alzate Palacios, quien agrega que su nombramiento, que no lo es, sino elección, no dejó satisfechos ni siquiera a los políticos que votaron masivamente por él, siguiendo la orden perentoria del presidente Santos.
Después de dialogar con varios parlamentarios del “Gran Caldas”, tuve la oportunidad de constatar que el señor Contralor General no fue impuesto como si los congresistas que lo apoyaron no tuvieran la suficiente personalidad para analizar los candidatos a tan altas posiciones o fueran unos simples mandaderos del señor presidente de la república, a quien de paso irrespeta el columnista con el cuento displicente de la mermelada que ellos no recibieron ni les fue ofrecida.
El resultado de la contundente elección del doctor Edgardo Maya ante la decisión mayoritaria fue el producto de diálogos democráticos y civilizados entre los congresistas que integran la Unidad Nacional y una manifestación clara de la disciplina que se ha puesto en marcha en el congreso para sacar adelante los debates de los proyectos que está presentando el gobierno y las comisiones de los diferentes partidos políticos.
Para conocimiento del escrito Alzate Palacios, que en su artículo del 23 de agosto se equivocó de medio a medio, al expresarse en plural para dejar una protesta en su columna contra los que fueron candidatos a la Contraloría General y dejando serias dudas sobre la responsabilidad y ética de los distinguidos ciudadanos que aspiraron al alto cargo.
En cuanto al Contralor elegido, debo manifestar que se trata de un ciudadano que ha demostrado sus virtudes de hombres de Estado, del sosegado ritmo de su autoridad, la clarividencia de su visión, la generosidad de su estilo de conductor democrático. Destaco la nobleza de su acción política, sus exquisitos modales de gladiador civilizado, su aristocrática manera de combatir, la pureza de sus propósitos, la gallardía de sus motivaciones. Cuando inició sus actividades como Procurador General de la Nación, tuve el honor de conocerlo y de admirar las virtudes de su estilo administrativo, su formación académica, su aquilatado patriotismo y el temple de su carácter. Ha preferido siempre la mano tendida y el sistema del diálogo. Ha sido más liberal de espíritu que de pasión y porque cree en sus ideas con fe constante y lúcida, respeta las ajenas y nadie pudo sacarlo en la lucha política del plano del ideal y de la controversia ideológica.
Tenemos pues un excelente Contralor General de la República que constituye prenda de garantía para la vigilancia fiscal honesta e imparcial de nuestras instituciones.
Al colega del Diario LA PATRIA, le sugiero que es bueno que modere sus ataques a quienes pueden ser sus opositores y repase las normas legales que dicen que toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra ciertas injerencias y la protección de la honra y de la dignidad. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en las de su familia, ni de ataques ilegales a su honra o reputación.
Mario Amariles Ruiz
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