¡La injusticia de la justicia!
Señor Director:
La injusticia es causante de violencia moral, psicológica, física u otra índole ocasionando daños irreparables los cuales pueden generar en cadena otros tipos de violencia como reacción de retaliación de las víctimas.
La justicia, lat lustitia, “virtud que nos hace dar a cada cual lo que le corresponde”.
La justicia, ha sido representada con los ojos tapados para que actúe con imparcialidad. Se olvida que no se trate de Astrea o Temis, como diosas de la justicia según la mitología Greco-Romana. El concepto de justicia, es aplicado por seres humanos que tienen la debilidad de equivocarse y a veces en materia grave.
De ahí que quienes aplican la justicia, deberían ser personas privilegiadas por su rectitud con grandes principios morales y éticos que los haga invulnerables a la corrupción.
El dicho “la ley es para los de ruana”, cobra su plena vigencia porque históricamente está demostrado que así ha sido siempre y que quienes más necesitan protección han sido los más vejados por las decisiones de la “Justicia”.
El caso más impactante, emocionante y conmocionante es el del sencillo y rústico hombre del pueblo Ariel Josué Martínez a quien desarraigaron de su tierra, de su familia, de su trabajo para privarlo arbitrariamente de la libertad incriminándolo como un gran delincuente.
Alegra, por decir lo menos, que algunos medios periodísticos en su afán amarillista y en su prurito de aumentar “rating”, abrieron sus páginas y micrófonos y pusieron en los oídos a veces sordos de los funcionarios competentes, la tamaña injusticia que se estaba cometiendo y la ejecución de la extradición que ya había sido firmada por el señor Presidente. A este digno compatriota lo salvó la suerte o la campana.
¡Cuántos Arieles se encuentran privados de la libertad por causa de la injusticia! ¡Cuántas personas señaladas de delincuentes con su conciencia limpia!
¡Cuántos delincuentes de verdad, disfrutando de la libertad que no merecen!
¡Cuántos jueces equivocados en nombre de la justicia!
Otro hecho destacable atado a la justicia, es la huida del país de altos funcionarios quienes después de delinquir, salen huyendo asilándose en otros países aduciendo que son perseguidos políticos o que no hay garantías para su justo juzgamiento.
¿Por qué presumen que no hay garantías procesales si aún no han sido juzgados y por qué huyen si son inocentes?
Si se trata de funcionarios de alta alcurnia, ¿por qué no confían en las leyes, en los procedimientos de los jueces y por qué hicieron parte del gobierno?
Si esto le ocurre a estos encopetados personajes ¿Qué podemos esperar quienes apenas tenemos el título de ciudadanos inermes?
Y, todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, un excelente sofisma de distracción.
Como colofón, a la justicia se le va a tener que quitar la venda para que vea y deje de ser ciega. Algún célebre personaje exclamó: “Cuántas torpezas se cometen en tu nombre”,
Cordiamente,
Elceario de J. Arias Aristizábal
Fallo bárbaro
Señor Director:
Las personas cultas, altruistas, defensoras de los animales consideran a las corridas de toros como espectáculos salvajes, atávicos, sin ningún contenido artístico ni cultural.
En las corridas de toros de Manizales, muchas reinas de otros países han sufrido crisis de nervios en las mismas y han tenido que retirarse de la plaza.
El pueblo colombiano ha quedado anonadado por el reciente fallo que las vuelve a revivir.
Ha quedado demostrada la incapacidad de muchos magistrados que por sus edades tan avanzadas no distinguen el bien del mal.
Para una decisión tan delicada; debe ser el pueblo mediante consulta popular quien decida.
Debe rebajarse la edad de retiro de los magistrados de los tribunales y cortes para en Colombia se aplique justicia
justa.
Atentamente,
Alba Lucía Arango
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