Me llamo lo mismo que tú y eso me enorgullece. Sé que en compañía de mi madre, tú ayudaste a construir mi cuerpo. Un cuerpo que a veces se parece a ti, a veces al de mi madre. Un cuerpo parecido a los dos y a veces a ninguno, pero tengo la certeza que soy hijo de los dos. Un cuerpo pensante, un cuerpo con la dulzura de mi madre y la rusticidad de alguien como tú. Un cuerpo que camina erguido con la virilidad de hombre y un cuerpo que se inclina con la debilidad graciosa de mi madre. Como padre, a pesar del machismo irracional de nuestra cultura, también has sembrado en mi interior mucho de ti. De ti, heredé la arrogancia, la altivez y alma guerrera como producto de tu testosterona y verraquera como características naturales de tu ímpetu y vehemencia de hombre. Heredé de ti la tenacidad, los sueños de conquista y la fuerza de sentirme hombre. Tus deseos innatos de conquista, de lucha, de combatividad, son la impronta que nos da la identidad para ser los vigías indeclinables de nuestra madre, esposa y en general de nuestras féminas. Tus lágrimas de hombre, son difíciles de ver porque recibiste una lección de amor sin lloriqueos frente a la vida.
Tu mano ruda y tu cerebro varonil, ayudó a construir mi personalidad acompañada de la supuesta "debilidad” y ternura de mi madre.
Te amo, con el amor sensible de humano, de hijo que tiene la sensibilidad de una persona que reconoce que el padre también ha escrito una historia en cada uno de sus hijos y con su talento de hombre ha sabido cultivar en el paisaje familiar sentimientos de hogar al lado de una madre que recibe los reconocimientos como reina insuperable en el viaje hacia la felicidad .
Te agradezco con la nobleza de hijo agradecido, todos tus sacrificios sin recompensa como homenaje a tu grandeza de persona que sabe vencer con gallardía todos los obstáculos en el decurso de un viaje iluminado con la luz de un fanal que no se extingue a pesar de la adversidad.
Gracias por haber sido mi padre, mi mentor y mi guía. Gracias, porque sin ti, yo no existiría. Soy tu sombra, tu camino es mi camino. Nunca olvidaré con gratitud que soy hijo de papá y mamá.
Con tus canas de amor,
vas colocando cada día
a los sueños de tus hijos,
alas para volar el universo
por el camino del tiempo.
Marchas adelante
protegiendo tu prole
con la coraza del amor
y el escudo de la bizarría.
Con tu candil de amor,
ilumina nuestro hogar
dándonos la luz de fe
a cada uno de sus hijos.
Tu enorme corazón,
es una fogata de amor
y en tu conciencia
tatuada con letras de oro,
el imborrable nombre de:
PAPÁ
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