Fernando-Alonso Ramírez
LA PATRIA | Manizales
La violencia contra periodistas en Colombia es tan grave, que La palabra y el silencio, el informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) que recoge datos de 1977 al 201,5 se presentó hace un mes y ya para ese momento estaba desactualizado.
En el 2015 solo incluye registro del asesinato de Luis Peralta Cuéllar, asesinado el 15 de febrero en EL Doncello (Caquetá), pero no alcanzó a estar allí el nombre de Flora Alba Núñez, asesinada en Pitalito (Huila) el 10 de septiembre pasado. La número 153 en este mapa de periodistas asesinados en Colombia.
El informe, de casi 400 páginas, es un repaso de cómo matar periodistas en este país se convirtió en un hecho prácticamente sin consecuencias, pues los crímenes juzgados son pocos y ya el 50 por ciento de los homicidios ocurridos en este lapso prescribieron.
El informe no solo se dedica a contar los crímenes, que ya existen variosdocumentos de este tipo, sino que como los demás libros del CNMH profundiza en los fenómenos que dieron origen a estas violencias, en los desmadres que cometieron grupos armados de todo tipo, en cómo los periodos más difíciles por asesinatos de periodistas conjugan perfectamente con las escaladas violentas en un territorio y trata de proponer posibles formas de reparación para algo tan subjetivo como la comunicación.
Resulta interesante encontrar conclusiones como esta: "Ha existido unfenómeno que atraviesa todos los momentos del conflicto interno colombiano y une a todos los actores en su proceder violento contra medios y periodistas: la corrupción". Si bien en algunas zonas y en épocas los mayores agresores fueron los paramilitares o los guerrilleros o la Fuerza Pública, en la mayoría está la constante de la corrupción política que se alía con esas fuerzas para hacer de las suyas y va desde La Guajira hasta Amazonas o de Arauca a Chocó.
Este es un factor clave que también permite encontrar factores que conducen a ver ciertos comportamientos típicos que llevan al fracaso de las investigaciones, como, por ejemplo, la muerte de testigos clave, la aceptación de la hipótesis de que el sicario actuó solo, la dilatación en el tiempo de las pesquisas, la falta de rigor para seguir la pista que dejan los escritos o programas de los periodistas asesinados.
Esa impunidad es de tal gravedad que al final los asesinos consiguen el resultado de amedrentar una comunidad, por ejemplo. Además, tiene otras consecuencias: amedrentamiento de otros periodistas, de las fuentes y de la audiencia, desaparecen medios o programas, genera desinformación y permite que se amplié la corrupción, y todo esto contribuye al deterioro de la calidad de la democracia, entre otros factores.
Advierte La palabra y el silencio que esas consecuencias, como lo ha documentado la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), han llevado a un incremento en la autocensura en los medios, fenómeno que golpea de manera grave a medios locales y regionales, que han sido los más afectados por los fenómenos de violencia contra periodistas en el país.
El informe incluye un Memorial de todos los asesinatos cometidos en Colombia contra periodistas en este periodo, en dos anexos de pliego que recoge el nombre de los periodistas, las fechas del crimen, medios a los que estaban vinculados y posibles implicados. Usted puede anexar a Flor Alba Núñez, cuyo crimen cuato meses después continúa en la impunidad.
Conclusiones
Para el CNMH es necesario fortalecer la memoria sobre los asesinatos de periodistas y otras violaciones a la libertad de expresión.
Destaca la importancia de las regiones y de sus medios de comunicación..
Se requiere hacer seguimiento de los procesos de justicia contra la impunidad,que sigue siendo alta.
Es necesario profundizar en la formación de los periodistas, pues se trata de un oficio cambiante y en evolución.
Consolidación de los procesos y redes de alerta para una mayor protección de los periodistas.
Mayor y menor interrelación entre las entidades que respaldan la labor periodística, aunque esto es de lo que mejor se hace en Colombia.
Prestar atención al periodismo en el postconflicto que se puede presentar ante la firma de un eventual proceso de paz.
Es necesario que se apoye a las entidades periodísticas para que logren mayor impacto.
Más comprensión de los medios de las realidades vividas, sobre todo, de los nacionales sobre las regiones.
Es necesario fortalecer los medios locales, que contra viento y marea siguen informando a sus comunidades.
Se requiere estimular medios independientes que muestren otras miradas en las regiones y en el país.
Apropiación social de la libertad de expresión y el derecho a la información. La libertad de expresión como un asunto de interés nacional, pues no es solo cosa de periodistas..
DESTACADOS
"El asesinato de una persona debe sobresaltar a una sociedad, pero el asesinato progresivo de ellas pone en vilo su propia existencia como comunidad".
"La violencia contra los periodistas se convierte en una violencia que se da en las regiones y los contextos municipales".
Cinco regiones con más asesinatos de periodistas
(1977-2015)
Valle del Cauca 32
Antioquia 21
Santander 12
Bogotá 8
Caquetá 7
Asesinados en Caldas
* José Jesús Valencia Castro, periodista de Radio Manizales y de LA PATRIA, asesinado el 10 de mayo de 1980 en Manizales. "Fue asesinado por un desconocido. El periodista se había envuelto en polémicas del Festival Taurino de Manizales al tomar una posición a favor de los damnificados del terremoto que por esos días había afectado el Eje Cafetero. Al parecer, esto lo puso en contra de un sector de la política local que decidió tomar represalias. Presunto implicado: Corrupción política".
* Luis Eduardo Muñoz Cifuentes, corresponsal de LA PATRIA y de El Colombiano, asesinado en Aguadas el 9 de noviembre de 1986. "Dos hombre a las 10:00 de la noche lo raptaron y posteriormente lo ejecutaron. Realizaba el cubrimiento sobre el aumento de la criminalidad en la zona. Presunto implicado: Banda criminal".
* Orlando Sierra Hernández, subdirector de LA PATRIA, atacado el 30 de enero del 2002 en Manizales."En presencia de su hija y frente a las instalaciones del periódico, un sicario le disparó dos tiros en la cabeza que le produjeron la muerte cerebral. Estuvo en estado de coma durante 48 horas. Realizaba denuncias contra la clase política de Caldas. Su labor se caracterizó por criticar a la coalición política de los senadores Ómar Yepes Alzate y Víctor Renán Barco, quienes tenían gran preponderancia en Caldas, a quienes Sierra les atribuía la mayor parte de los problemas del departamento y a Ferney Tapasco, quien controló durante 20 años la Asamblea de Caldas. Este último perdería su investidura por las denuncias de las columnas hechas por Sierra. Posteriormente redactaría una columna con el nombre Los delfines de la corrupción, en la cual lanzaba una crítica a Dixon , hijo de Ferney Tapasco, quien se lanzó a la Cámara de Representante. Al cruzarse por la calle con Ferney, este lo agredió y lo amenazó de muerte. A raíz de este incidente recibió del Estado dos escoltas y una camioneta, los cuales fueron rechazados por el periodista con el argumento de que "prefería andar libre y en buseta". Finalmente sería asesinado al frente de las instalaciones de su periódico en presencia de su hija. Ferney Tapasco fue condenado en julio por el asesinato de Sierra y capturado en la madrugada del primero de enero. Presunto implicado: corrupción política".
La palabra y el silencio se puede descargar de manera gratuita del sitio web www.centrodememoriahistorica.gov.co
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