Natalia Bedoya inmortalizó a María Barilla

En medio de tambores, gaitas y bandas de vientos; de porros, cumbias, bullerengues y fandangos, aparece en el escenario la ansermeña Natalia Bedoya. Ella interpreta a María Barilla, la primera obra colombiana en inaugurar el Festival Iberoamericano de Teatro en sus 13 años.

Llegar a protagonizar el montaje coproducido por el Teatro Nacional y el Festival no fue por suerte sino por sus años de trabajo en las artes escénicas. A los 9 años protagonizó su primera obra de teatro, se llamó Caracteres Opuestos, del grupo Teatro Experimental de Anserma. Recuerda que fue premiada en el Festival Intercolegiado de Teatro de Manizales por su personaje Prudencia, aún conserva el trofeo y el recorte de LA PATRIA en la que salió publicada su distinción.

Vivió en ese municipio del bajo occidente de Caldas hasta los 11 años. Allí hizo parte de coros y su primer escenario fue la iglesia del pueblo, cantó en misas de toda clase, desde bautizos, primeras comuniones, confirmaciones hasta sepelios. Su vena artística se la debe a la familia de su papá, según ella, su abuelos y sus tíos son músicos, gracias a las influencias de ellos nació su gusto por la música.

Se desplazó a Bogotá con su familia. A los 14 años ingresó al Ballet de Sonia Osorio, fueron tres años en los que cantó y bailó ritmos nacionales, pero después decidió incursionar en otras corrientes, como ballet clásico, tap y tango. Recibió también clases de actuación en la academia de María Angélica Mallarino.

A los 17 años su talento la llevó a Argentina. Se ganó un cupo en el musical Fama y viajó a Buenos Aires para presentarse una temporada, pero terminó quedándose tres años conduciendo un programa infantil en el canal Cablin.

Adiós a la televisión

Regresó a Colombia y participó en el 2002 en el reality Pop Stars, del que fue finalista. Ingresó a la televisión y actuó en varias novelas hasta el 2008, año en que decidió dejar la pantalla chica.

"Dejé la televisión porque impone un estilo de vida que a mí no me interesa, porque no me da tiempo para estudiar, cantar ni para hacer música. Entras a hacer una novela que dura siete u ocho meses y no te deja tiempo de montar un espectáculo, ensayar una obra de teatro, entonces decidí que ese tiempo lo utilizaría para relacionarme con la vida real y crear que es lo que más me apasiona", comenta.

Entre sus creaciones cuenta con un proyecto electrónico que llamó Emma Project. Hace dos años, después de un viaje por España, regresó al país con la idea de montar un espectáculo en el que se mezclaran la nostalgia del jazz y el blues con la danza experimental y la actuación, y nació Martini blues cabaret, una puesta en escena con la que hizo 71 funciones en Casa Ensamble, en Bogotá. También se presentó con ese montaje en el Iberoamericano de Teatro.

Llegó la fandanguera

Este año llegó uno de los personajes más importantes en la carrera de Natalia Bedoya, María Barilla, legendaria fandanguera del Sinú, célebre por la intensidad de su baile, la manera en que rescató el folclor de Bolívar, Córdoba y Sucre para darles una dimensión nacional, y que además se dio a conocer por su liderazgo femenino a principios del siglo XX.

La propuesta teatral fue elaborada por Leonardo Gómez, ganó en 2010 el Premio Fanny Mikey y cobró vida bajo la dirección de Pedro Salazar. Es un musical ciento por ciento colombiano, en el que actores, bailarines y músicos interactúan en conjunto sobre el escenario, comunicándose a través de la candente música caribeña. La pieza expone, a través de la trágica vida de Barilla, el espíritu sensual y de fiesta que está presente en el Caribe colombiano.

"La obra me está trayendo cosas muy buenas. Ha sido una oportunidad para que la gente vea facetas de mi perfil artístico que no había tenido la oportunidad de mostrar. Tengo la posibilidad de protagonizar tal vez en este momento la obra más importante de Colombia y quizás es la cara del Teatro Nacional ahora. También es una prueba de que acerté al dejar la televisión hace cinco años para dedicarme a otros proyectos como lo es el teatro", explica Bedoya.

El proceso de construcción de este personaje tardó dos meses ensayando ocho horas diarias. “Fue complicado porque venía de cantar jazz y blues de los años 40 y adaptar mi voz para este personaje costeño fue todo un reto, bailar cumbia y cantar como lo hacía ella ha sido una gran experiencia para mi carrera”, expresa emocionada.

Según ella, el éxito de María Barilla se debe a la disciplina y amor por el oficio. Junto a sus compañeros recibió clases de bailadoras y cantadoras de Cereté, además comparten escena con leyendas de la música tradicional, como Juan Chuchita Fernández y Alé Kumá.

En lo que más se parece a su personaje, según Bedoya, es que a pesar del conflicto y la tragedia, sigue cantando, bailando y creando, y que pase lo que pase se seguirá jugando la vida en el escenario haya o no haya público.

En la actualidad está de temporada con la obra en el Teatro Las Castellana de Bogotá, además está preparando la grabación de un DVD con Martini blues cabaret y un disco como solista con jazz, blues y tango al que llamará Natalia Bedoya.

Quién es María Barilla

Un libro sobre su vida, publicado en el año 2000 por el periodista sincelejano Lelis Movilla, habla sobre esta mujer que adquirió proporciones míticas bajo el apellido del esposo que la abandonó, Perico Barilla. La dejó, furioso, porque ella no pudo darle un hijo. Ella pariría otros hijos: miles de seguidores y admiradores que reclamaban que bailara sin pausa y que la convertirían en una especie de figura mítica del bullerengue, el porro y el fandango, al punto de que uno de los himnos de Córdoba lleva su nombre.

María de los Ángeles Tapias, su verdadero nombre, nació en el municipio cordobés de Ciénaga de Oro. Fue empleada del servicio, al igual que su madre, pero se distinguió porque no dejó jamás de luchar por los derechos sindicales de la sociedad sinuana, así como por luchar contra la discriminación que se ejercía entonces y aún hoy contra las mujeres.

Video de la función de María Barilla