Beatriz Arellano es la séptima de una familia de artistas bugueños. Desde pequeña vio en la música una manera de expresar sentimientos y emociones, pero también tradiciones. 34 años de carrera artística y 26 discos la han convertido en un ícono de la música andina colombiana.
Su versatilidad la llevó a grabar también ritmos de otros países y fue así como le cantó a Venezuela y a México dentro de una colección de Música latinoamericana que lleva tres volúmenes. Beatriz ha sido invitada especial y como jurado a los festivales de música andina del país. Es Miembro honorario y fundador del Festival Mono Núñez de Ginebra y de la Asociación Colombiana de Intérpretes y Productores fonográficos (Acinpro).
Ella es la encargada de abrir hoy a las 7:00 de la noche en el auditorio principal del campus Palogrande la IX Temporada Internacional de Música de Cámara de la Universidad Nacional. Estará acompañada por el pianista Víctor Hugo Grajales.
-¿Qué tiene preparado para esta noche?
Voy a hacer unos clásicos colombianos que me han acompañado por muchos años, música latinoamericana, canciones nuevas, aunque sé que poco le gusta al público que le cante canciones nuevas, es extraño, pero les voy a dar gusto. Hay que sacar al diablo (risas), que no lo he podido sacar del repertorio, también voy a cantarle a las potras y a los caballos con la obra de Simón Díaz titulada Caballo Viejo. Voy a recoger lo más representativo de cada región.
- ¿Qué le hace falta a la música andina colombiana para proyectarla más?
Hasta hace un tiempo era la difusión, pero ya estamos equilibrados. Cada cosa para cada momento, no podemos pretender que bailemos toda la noche bambuco, porque para eso existen otros géneros.
- ¿Qué pasa con la música andina en tiempos de globalización?
Lo único que se va a salvar de la globalización son los folclores por su purismo, así los fusionen o traten, entre comillas, de modernizar. Además son ritmos difíciles de interpretar por ser calmados y tres cuartos.
- ¿Cómo se percibe la música andina colombiana desde afuera?
Muy bien. Para citar un ejemplo, cuando estuve en Sudáfrica se me agotaron los discos, para ellos era algo exótico.
La mayoría de asistentes a los conciertos son colombianos, compatriotas que salieron hace muchos años de nuestro país y para ellos un bambuco no tiene precio, tiene un sabor diferente. Soy privilegiada de poder cantar en otros países y más aún música andina colombiana que es la cenicienta de nuestro folclor, las otras tienen más difusión y hasta de pronto más aceptación.
- ¿Qué hay de diferente entre la inspiración de los compositores de antaño y las nuevas generaciones de músicos?
La música andina sufrió un cambio muy grande cuando el bambuco salió del campo y se volvió de ciudad. Antes era el paisaje, el río, el indio, pero al llegar a la ciudad nació el bambuco protesta, una propuesta que pegó duro y a partir de ahí, se actualizaron las armonías y se le canta sin temor a cualquier tema.
- Su carrera inicia en la música andina, pero también interpreta boleros, baladas y músicas del mundo, ¿Cómo es esa confluencia de influencias?
Llevaba 18 años cantando música andina colombiana, pero la misma gente empezó a decirme que por qué no cantaba boleros, como no soy compositora, primero elegí lo mio, por eso primero fue el folclor, después recorrí los festivales de bolero, hice un disco de música mexicana, otro de venezolana con influencia llanera, luego música latinoamericana y por último las baladas por lo romántica que soy.
- Una canción para enamorar
Me da miedo decirte porque que de pronto todos se enamoran de mí (risas), mentiras... para enamorar en el escenario tengo mis mañas. Hay una canción que tiene mil versiones en el mundo que se llama A mi manera, pero tengo mi propia versión especial y solo la canto en momento íntimos.
- Una canción que la ponga a bailar
Cali Pachanguero y eso que no soy salsera, por estar ocupada con la música andina. Otra es el pasodoble Feria de Manizales, es inevitable que uno no mueva los pies.
- ¿Cómo ve el futuro del Mono Núñez y demás festivales en el país?
El Mono Núñez, Antioquia le cata a Colombia, Festival Nacional del Pasillo y los demás han mantenido vivo el folclor andino. Cada vez se ve más gente joven interpretando con maestría bambucos y pasillos, que los envidiaría cualquier veterano. Los veo muy bien, son ambientes deliciosos, para mí esos festivales son sueños que duran cuatro días, porque pasan todas las emociones colombianas. Tienen y tendrán siempre futuro, porque habrá millones de colombianos interesados en cantar.
- ¿Qué opina de Cantandina?
Me parece maravilloso, me imagino a esos 'locos' juntos con sus guitarras inventando genialidades, debe eser una delicia estar con ellos.
* Recibió del Ministerio de Educación la medalla Benjamin Herrera en grado Órden de Caballero, por su dedicación y disciplina.
* En agosto del 2012 le fue otorgada la medalla Al mérito artístico en el grado Órden de Comendador en la ciudad de Buga, donde nació.
* En la celebración de sus veinte años de vida artística grabó un álbum de 21 temas con la Orquesta Sinfónica del Valle.
* Celebró sus 25 años de vida artística en el Instituto de Bellas Artes de Cali y fue invitada a grabar con la Banda Departamental el segundo volumen del disco Amor, banda y boleros, en el que se recopilaron 13 boleros de todos los tiempos.
* Con motivo de sus 30 años de vida artística, Beatriz grabó un disco de músicas del mundo en el que incursionó en la balada.
* Ha sido invitada especial por las embajadas de Colombia a Norte, Centro y Suramérica, a Egipto, Israel y Sudáfrica, interpretando siempre el bambuco.
La boletería es gratuita y se puede reclamar en la oficina de divulgación cultural de la Universidad Nacional, recuerde que se controla la entrada y se deja una fila para las personas que no alcancen boleta.
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