Antoine de Saint-Exupéry, autor de El principito, dijo alguna vez que “El amor no radica en mirarse el uno al otro, sino en mirar juntos en la misma dirección” y para Leonardo Arias y Liliana Díaz esa dirección ha sido el teatro.
Como resultado de su unión marital nació su hijo, Alejandro,y Actores en Escena. Él tiene 18, el grupo 20. Ambos gozan de buena salud.
Sentados en la sala de su hogar, en La Florida (Villamaría), Leo y Lili, como cariñosamente se dicen, decidieron después de 23 años de vivir juntos contar que pasa detrás del telón en la vida de los Actores en Escena.
El inicio
Sueños o acaso no, obra del italiano Luigi Pirandello motivó la salida de Leonardo y Liliana del Tich, compañía que nació como el teatro independiente de Chipre. Leo ingresó a ese grupo en 1984 y, Lili lo hizo en 1987. En mayo de 1991 estrenarían la obra de Pirandello, pero otros actores del Tich se negaron a presentarse. Ambos le propusieron a Rodrigo Carreño, director del grupo, que ellos solos montarían la obra, pero para hacerlo debían encerrarse en la sala de teatro toda la Semana Santa. Allá dormían, comían y ensayaban, todo en función del espectáculo.
Esa convivencia de ocho días los acercó y los puso, según Leo, en una situación de "Qué rico vivir acompañado". Él pasaba por una etapa muy dura de su vida, había perdido a sus padres, estaba aprendiendo a sortear la soledad y, Liliana llenó ese vacío.
En diciembre de 1993 se retiraron del Tich con la intención de dejar el teatro. "Nos íbamos a dedicar a conseguir plata", dice Liliana, pero no pudieron. A los 15 días sentían que se iban a enloquecer sin el rigor del ensayo.
En enero de 1994 comenzaron a trabajar en lo que sería Actores en Escena diseñada como escuela de arte. José Alberto Arias, hermano de Leonardo, prometió financiarle el proyecto, lo entusiasmo y seis meses después le aseguró:"bueno hermano yo no tengo plata, pero usted es capaz, eche pa' delante".
Ambos reconocen que lo odiaron durante seis meses, pero cuando el proyecto estaba marchando entendieron lo que su hermano había hecho. "La persona que más había atacado mi posibilidad de estar en el arte fue la que 10 años después, en un momento de debilidad me hizo dar un paso adelante. Desde entonces no he vuelto a dudar jamas de mi oficio ni de mi compromiso con el teatro", expresa Leo.
Después de analizar nombres comunes como El Juglar, El Ditirambo, El Ágora, junto a Anselmo Parra, amigo de la pareja y cofundador del grupo, llegaron a la conclusión que eran unos actores que les encantaba estar en la escena, de ahí surgió el nombre con el que los identifican en el ámbito local y nacional.
El escenario del hogar
Fuera del escenario, en el hogar también hay comedia y drama. Lili cuenta con gracia como Leo pidió su mano a sus padres, pero también relata muy seria que durante los 23 años que han estado juntos en nueve ocasiones se han separado.
El primer año vivieron con muebles prestados, la hermana de Liliana se iba a casar seis meses después y tenía todo comprado, se los prestó por seis meses, luego se casó y le devolvieron todo, igual sucedió con un hermano de Leonardo que se iba a casar seis meses después y también les prestó los muebles. El primer año estrenaron dos veces.
"Ya después fue muy duro, épocas difíciles, no aguantábamos hambre, pero era una situación muy precaria económicamente. Vivíamos al diario, no sabía cocinar nada. Él hacía unas sopitas malucas (risas)" narra Lili, quien trabajó 17 años con el magisterio.
Leonardo laboraba en una fábrica de arepas. Armaba en la mañana 200 kilos de masa de los que salían dos mil arepas, luego salía hacia el hogar a hacer el almuerzo, mientras que en la tarde ensayaban.
"Lloramos muchas veces, pero nunca claudicamos, nunca vendimos nuestros principios, ni nuestros anhelos y la vida nos ha recompensado", expresa Leo.
Al consultarle cómo es vivir con Liliana, él asegura que es difícil, pero alentador. "Ella nunca traga entero. No sede en sus convicciones, es temperamental, explosiva y será lo que usted quiera menos conformista. No es manipulable y al ser tan vertical en sus posiciones ha llevado a que en vez de competir haya un complemento"
En cambio, Leo es pragmático, terrenal, tranquilo, mediador. La ventaja, según él, es que sabe hasta donde puede ceder. "Cuando me tengo que parar en la raya me paro, porque si no me tendría jodido (risas)".
Liliana es la disciplinada de la casa, mientras que Leonardo trabaja mejor bajo presión, más no con planeación. "Ella le pone orden al hogar y acá se hace lo que yo obedezco", dice él.
Sus separaciones pasan del drama a la comedia como si la vida misma fuera una obra de teatro. Resultan, según ella, divertidas, porque él mismo se encarga de conseguirle la casa, la ayuda con el trasteo, después va a almorzar, luego a comer y como los une su hijo y el teatro terminan regresando.
Como ellos le pertenecen al teatro, es el tema de los desayunos, almuerzos, cenas y hasta en la cama, no es extraño que mientras él ve televisión ella dispare ideas.
Aunque no comparten aficiones ambos se ven beneficiados por sus gustos. Leo es un apasionado por la cocina, disfruta preparar recetas que ve en programas de televisión, mientras que a Lili le encanta consentir las matas. En lo que sí coinciden es en salir a mercar juntos, porque llenar la nevera está entre los mayores placeres después de la escasez.
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