Piedra del Peñol, visita obligada

Textos y fotos: Diego Fernando Hidalgo, LA PATRIA, Medellín.

Embalse y piedra forman una imagen para no olvidar.

Ir a Medellín casi que obliga a propios y a visitantes a acudir a la Piedra del Peñol o Peñón de Guatapé. Allí, a por los menos hora y media de la capital antioqueña, se disfruta de uno de los paisajes más hermosos del departamento.

Es un lugar que se vive sin límites y donde cada rincón está lleno de aventuras.

La piedra es un monolito de 200 metros de altura, localizado en Guatapé, que con sus 639 escalones se convierte en un atractivo turístico. Para ascender hay que pagar $10 mil.

En toda esa zona el turismo se explota al máximo. Se pueden visitar lugares como el Marial, Vertedero, Benedictinos, quebrada Arriba o quebrada del Silencio, Trincheras de Córdoba o simplemente caminar.

Si gusta de emociones fuertes, puede practicar deportes extremos como puenting, kayac, escalada, escalada en roca,

espeleología en las cuevas de la peña, rappel o pescar en bote a motor.

El ascenso a la piedra tiene ahora una escalas de concreto en doble vía, pus antes eran de madera. La idea es que en un futuro cuente con un teleférico que permita el arribo de más personas, especialmente las que tienen alguna discapacidad.

Las marcas con las letras GI, que posee la gran roca, datan de cuando querían escribir el nombre Guatapé, pero una norma prohibió intervenir este atractivo.

Para acudir

Hay varios planes para recorrer el lugar y sus alrededores. Incluye desde el tiquete de ascenso a la cima de la piedra, hasta tour en barco por el embalse, recorrido por Marinilla y guianza. Los precios oscilan entre $62 mil y $70 mil.

Mayores informes en (4) 2549191 y 2841411. Celulares 3007907326 y 3003524763.

Un poco de historia

• Esta piedra, según la historia, fue un elemento de adoración para los indígenas que en tiempos prehispánicos habitaron la región.

• Durante la época colonial se gestaron leyendas tan famosas como la del diablo que intentó llevársela varias veces. A eso se le atribuye la gran grieta que presenta en el pie de su costado occidental.

• En 1954, la que se llamaría Peñón de Guatapé, fue mirado como un estorbo por los habitantes de ese entonces ya que solo se dedicaban a la agricultura y estaban lejos de creer que sería el futuro del oriente.

• Ahora, la fama de su belleza se ha extendido a todos los rincones del mundo.

• En ese año, el padre Alfonso Montoya, párroco de Guatapé, sabiendo que llegarían deportistas de diferentes lugares del mundo a escalarla, dijo en misa lo siguiente: "los sapos no suben a las piedras". Eso lo asume como un reto Luis Eduardo Villegas, y en compañía de Ramón Díaz y Pedro Nel Ramírez se les adelanta a todos y logra escalarla. Tras cinco días de aventura logran, el 16 de julio de 1954, izar una camisa en lo alto.